La innecesaria espera

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Lunes 28 de septiembre de 1992.

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Severus Snape estaba gritando al aire como si lo estuvieran torturando, eso traía miedo a los alumnos, nunca habían visto a su intimidante profesor de pociones de esa manera.

Todo era visto por los consternados profesores y el sonriente Harry James Potter; Orden de Merlín de primera clase, Gran hechicero, jefe de la casa Potter, ganador del premio al mago más famoso del Reino Unido, ganador al premio por servicios escolares al colegio, asistente de profesor de Defensa contra las Artes Oscuras y pociones, próximamente el mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos. (Ahora era Harry, muchos premios y títulos, Potter).

- ¿Qué pasa Severus? – Cuestionó Dumbledore ante el repentino despliegue de dolor, de agonía, de sufrimiento y de resignación de Snape.

- ¡¿Qué no es obvio?!, ¡tengo que seguir soportando a ese.... no, a eso! – Dijo señalando a Harry con su dedo, Harry por su parte le sonrió al profesor haciendo con sus manos el símbolo de amor y paz.

- ¿Qué tiene de malo trabajar con Harry, Severus? – Cuestionó Dumbledore tranquilamente.

- Él es.... ya sabes... ¡él! – Dijo Severus tratando de sonar obvio.

- No le veo el problema, Severus, ya aprenderán a trabajar bien en conjunto – Dijo Dumbledore con simpleza y tranquilidad, todo mientras varios profesores reían en voz baja.

Desde ese día Snape empezó a planear su retiro.

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Jueves 1 de octubre de 1992.

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Harry estaba realmente contento con su actual empleo, ser ayudante de profesor fue muy bueno, además en defensa él sería el profesor un día o unos cuantos días al mes, pues debido a su puesto le explicaron de la licantropía de Lupin.

En resumidas cuentas, ya estaba a un paso de ser profesor, eso era bueno, aunque siendo sincero no se quejaría de su puesto actual, realmente disfrutaba mucho enseñando, además de que en ese puesto podía percatarse más fácilmente de las habilidades de la gente.

Por ejemplo, la atención de Harry fue tomada rápidamente por algunos estudiantes, algunos de los que ya sospechaba de su potencial, y otros de los que nunca se lo hubiera imaginado, eso fue afortunado, pero siendo asistente de profesor era más difícil convivir en solitario con los alumnos, pues para cualquier tutoría individual debía tener el permiso del director.

Gracias a Merlín lo último no le impedía buscar talentos entre los estudiantes, varios alumnos fueron sumamente talentosos, primeramente, se había fijado en las habilidades de la hermana de Daphne; Astoria Greengrass.

Igual en todo a su hermana en apariencia, pero siendo castaña, parecía que era solamente un poco menos talentosa que su hermana mayor, tenía principalmente talento en las pociones, parecía estar encima de la media en defensa contra las artes oscuras, por voz de Flitwick supo que era buena en encantamientos, pero parecía tener dificultades para las trasformaciones, no era mala en ellas, simplemente algo regular.

Otra persona interesante era Ginny Weasley, la séptima hermana, la única niña de 7 hijos, una vieja alegoría a un poder sobrenatural. Todo aquello sonaba como una simple fantasía sacada de un cuento de hadas, pero al parecer, por alguna coincidencia, Ginny Weasley encajaba bien en la anterior descripción.

Ginny Weasley desbordaba talento por donde pasaba, era increíble en los encantamientos, similar a Luna en ese ámbito, es más, Harry no estaba seguro si él mismo era así de dotado en la materia, reflexionando podía decir que él era mejor, pero en talento no se diferenciaban mucho en el área.

Harry Potter: La luz que muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora