Distintas perspectivas

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Lunes 19 de octubre de 1992.

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Oficina el director.

Harry observó con detenimiento a su padrino entrar por la puerta, su traje, al estilo más muggle, indicaba que no mentía por su gusto por esa ropa, aunque, de manera evidente, parecía tener un gusto por la antigua moda de los no magos. Así que, vistiendo camisa morada, chaleco negro, saco largo de un amarillo pagado, y un pantalón de vestir oscuro, Sirius Orion Black entró por la puerta, a paso firme, pero calmado, dejando que su cabello negro ondulado se moviera un poco al andar de frente.

- Hola, Harry, Dumbledore, parecen tener algo montado aquí, ¿Para qué necesitaban la presencia de tan grandioso mago como yo aquí?, digo, no es que me queje, pero todavía me la ponen difícil para salir del hospital – Dijo jovialmente el mago de ojos negros.

- Sirius, pues, al parecer, el director te ha citado para ayudar en unas prácticas – Mencionó, con una media sonrisa, Harry.

- Así es, Sirius, para eso te he llamado, verás, Harry tiene un, eh, pequeña, dificultad ahora mismo, y para corregirla necesitamos algo de personal adicional – Fueron las calmadas palabras de Dumbledore.

- Ya veo, entonces, Harry, ¿Cuál es el problema? – Cuestionó Sirius de forma algo despreocupada.

Tanto aprendiz como mentor se voltearon a mirar, parecieron pensar un momento, y luego asintieron. Harry miró a Sirius con calma mientras se quitaba el abrigo, provocando una mirada extrañada, pero curiosa, de Sirius, quien miraba como, finalmente, Harry se remangaba la camisa, y quitaba el hechizo sobre su brazo, dejando ver la extremidad de plata.

- ¡¿Qué te paso?!, ¡¿Perdiste un brazo?!, ¡oh por merlín, ni siquiera James! – Empezó a gritar de manera histérica Sirius.

- Sirius – Trató de calmar Harry.

- ¡Oh, merlín!, ¡se supone tengo que cuidar de ti!, ¡Lily y James me harán pedazos cuando me muera!, ¡Me harán pedazos! –

- Sirius –

- Tu madre, merlín, ¡Soy hombre muerto! –

- ¡Sirius! -Gritó finalmente Harry para conseguir la atención de su padrino, mismo que, al parecer, estaba a nada de convulsionar del pánico.

- Eh... com.. como... ¿cómo te has hecho eso? – Finalmente cuestionó Sirius entrecortadamente.

- Una criatura no muy agradable – Fue todo lo que contestó el chico, sin querer hablar más del tema, aparentemente.

- Bien – Dijo Sirius ya más calmado. - ¿Cómo puedo ayudarlos? – Cuestionó inmediatamente.

- Bueno, Sirius, Harry tiene problemas para usar su poder a través de su nuevo brazo, por lo mismo deberá aprender algunos viejos trucos para poder lograrlo, usted fue antes un mago muy capacitado, así que nos ayudarás en las prácticas de cada hechizo, más siendo que algo se pueda salir de control, principalmente por el gusto, algo pulposo, de Harry por hacer magia demasiado extravagante, serás, por así decirlo, el contenedor de daños – Explicó con calma el director.

- Moriré – Fue todo lo que dijo Sirius.

Dumbledore simplemente negó con la cabeza, algo divertido, y luego mencionó - Ejem, bueno, primeramente necesitamos que Harry aprenda como conducir magia por otros materiales, así que, ¿Por qué no empezamos con la madera común y corriente? -

__

Harry caminó con calma fuera de la oficina del director, ya había terminado la primera sesión, y era, por decirlo menos, una tarea algo complicada, siendo que, realmente, se le hacía más fácil usar su propio ser como conductor de magia, pero, al parecer, otros materiales ponían más resistencia a la magia, y por eso inició desde lo más básico; la madera, un conductor de magia casi natural, pero, aun así, era algo complicado, siendo que dicha madera no tenía un núcleo que facilitara la tarea, así que, por el momento, solo pudo usar hechizos básicos a través de ella.

Harry Potter: La luz que muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora