El Wizengamot

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Martes 17 de diciembre de 1991.

Noroeste de Inglaterra.

Casa de Harry Potter.

Harry se encontró cayendo a su cama bastante agotado, ese día se había dedicado a seguir sacando información acerca de la magia de la mente de Gellert Grindelwald como venía haciendo desde que lo consiguió retener.

La tarea había sido increíblemente complicada desde el inicio hasta ahora, el mago tenebroso demostró como siempre ser digno de su inmensa reputación como un hechicero impresionantemente talentoso, aun estando completamente inhabilitado e inconsciente la mente del antes gran señor oscuro tenía barreras increíblemente difíciles de penetrar.

Hasta ahora Harry solo había conseguido rasgar la superficie de la mente del mago, siendo esta la primera capa de las que parecían ser siete cada una más resistente que la anterior.

La primera capa de la mente de Grindelwald era un espacio que tomaba la forma del Instituto Durmstrang de magia y hechicería, cuya cantidad de pasadizos y puertas pareció ser ampliada y codificada, todo para que fuera difícil accesar a cualquier recuerdo específico.

Hasta ahora el heredero de los Potter estuvo casi seguro de haber revisado toda la primera capa de la mente del mago, en dicha capa la cantidad de recuerdos fue amplia, pero en su mayoría solo eran recuerdos de discursos poco importantes o de la etapa más temprana de Grindelwald en su colegio, en resumen, recuerdos que sirvieron únicamente para ralentizar y estorbar la entrada de alguien a las profundidades del subconsciente.

Sin embargo, no todo fue una pérdida de tiempo, además de los recuerdos inútiles había algo de información importante, principalmente entre los recuerdos de la educación temprana del mago, Harry pudo ver los primeros estudios de este en el área de las barreras y algunos conjuros interesantes los cuales ayudaron a su elfo domestico a burlar las barreras de su colegio.

Ahora Harry se encontraba reflexionando de lo aprendido pues debía categorizar en su mente todo lo que fuera útil, por otra parte, el joven mago se decidió a dedicar más tiempo a su estudio de oclumancia pues tras ver las defensas mentales de Grindelwald se le venían varias ideas para mejorar las propias.

Harry dejó esos pensamientos de lado decidiendo que debía descansar un rato para recuperar sus energías y con ayuda de Hawk desapareció de ahí.

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Miércoles 18 de diciembre de 1991.

Sala común de Slytherin.

Harry se encontraba preparándose para la sesión del Wizengamot, el chico se había colocado un abrigo largo negro sobre una camisa de manga larga color negro y chaleco verde completando con un pantalón negro simple.

El abrigo a su vez tenía bordado en el pecho a la altura del corazón el logo de la familia Potter e internamente Harry agradecía no tener que llevar todavía una túnica del Wizengamot pues pensaba que lo haría ver ridículo.

Harry revisó la hora y se dirigió a la oficina del director de Hogwarts quien le había pedido que lo fuera a ver para acompañarlo a la sesión pues se le había informado de la presencia de Harry en la siguiente sesión del Wizengamot y él como jefe brujo asistiría de igual forma por lo que decidió ser quien lo llevara hasta el lugar.

Harry caminó hasta llegar a una gárgola en el tercer piso y estando ya enfrente de ella dijo la contraseña de la cual se debatía a si mismo si era una genialidad o un completo despropósito.

- "pay de limón" –

Apenas la contraseña terminó de salir de los labios de Harry una escalera en forma de caracol se abrió paso frente del niño, mismo que no dudo en empezar a subir por los escalones.

Harry Potter: La luz que muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora