El zarpazo de la quimera

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Domingo 18 de octubre de 1992

Europa.

Alemania.

Selva negra.

Templo antiguo.

Harry podía escuchar su corazón latir mientras corría, un sudor frío lo recorría mientras cada pisada resonaba al andar, de hecho, estaba tan apresurado que no estaba poniendo atención a las trampas que estaban por el pasillo, mismas que antes seguramente habían sido superadas por su prometida sin mucho esfuerzo, pues no eran realmente algo a tomar en cuenta por un hechicero tan poderoso.

Simplemente de algunas paredes salían flechas, salían uno o dos inferí del suelo, algún muro de fuego, un boggart, o semejantes, aunque todo era eliminado sin esfuerzo por el mago, todo por un movimiento de su varita, a la vez que era seguido por sus compañeros al mismo apresurado ritmo, eso al comprender la situación si Harry iba así de apurado e indiferente ante el peligro.

- Bombarda – Atacó Harry a algunos inferí sin demasiado esfuerzo, simplemente los atravesó sin mayores complicaciones de manera rápida, su objetivo no estaba relacionado a nada de lo que en ese templo se encontraba, por lo que ni siquiera se detenía a observar los cuartos, ya tendría tiempo para eso más tarde, en esos momentos debía encontrar a Daphne.

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Daphne había caído de manera estrepitosa al piso, sus gritos de dolor resonaban por toda la habitación a la vez que se revolvía en el suelo, la bruja ni siquiera se podía fijar en el gólem que se acercaba, simplemente se revolcaba mientras sostenía fuertemente la mano que había soltado el libro. La chica se retorcía y sus ojos se habían entrecerrado por el dolor, y cuando finalmente pudo abrir los ojos se percató de algo en su mano; esta estaba completamente negra; como si estuviera marchita o muerta.

El gólem se dio cuenta de lo herida que estaba la bruja, así que se acercó con su gran puño buscando aplastarla, y, siendo que la bruja no podía defenderse, Daphne solamente pudo observar como el gigantesco gólem iba a terminar con su vida.

- Devasto – Daphne escuchó una voz conocida; la voz de Harry, a la vez que un estruendo se escuchó por todo el salón, eso al gólem chocar contra la pared de forma violenta.

"Daphne"

"Daphne"

"Daphne"

"Daphne"

Escuchaba la bruja cerca de ella, pero no podía identificar bien o reaccionar ante la voz, así fuera esta claramente la de Harry, simplemente estaba demasiado ida y conmocionada para hacerlo; la mente de la bruja se nublaba y sus oídos zumbaban, y luego de eso simplemente no pudo escuchar nada más.

Y se desmayó.

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Mar del norte.

Azkaban.

Bellatrix estaba, "supuestamente", reposando en su celda, una de máxima seguridad, exactamente en el piso más alto, al igual que su amo, Lord Voldemort, pero estaba al otro extremo del piso, ningún auror deseaba que esos dos estuvieran cerca del otro.

La poderosa bruja estaba contenida por varios dementores y algunas runas de seguridad en la jaula, ella no había sido inmovilizada con grilletes como su amo, todo porque en realidad se seguía debiendo si eso era o no un trato justo, aunque eso no había sido un problema con Voldemort; a quien, en realidad, nadie estaba dispuesto a defender.

La situación de la celda era realmente precaria, pues así habían sido siempre las celdas de Azkaban, pero la bruja no parecía prestar atención a eso, y simplemente reía como una desquiciada, aunque los dementores no le prestaban atención.

Harry Potter: La luz que muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora