Un espejo muy frágil

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Martes 23 de junio de 1992.

Mansión Malfoy.

Harry se levantó de su cama con un poco de dificultad, apenas pudo levantarse Harry se sentó recostándose en la cabecera de su cama.

- entonces, Harry, ¿Qué te paso para que quedaras en ese estado? – cuestionó Daphne quien ya se encontraba recuperada de todas sus heridas, al parecer ella no recibió tantos daños, y los que recibió fueron por obra de Kingsley, pero cuando llego Grindelwald el combate se detuvo.

- bueno Daphne – Harry dio una sonrisa. – me han dado una paliza –

Daphne tuvo un tic en la ceja ante la respuesta de su prometido, a veces se preguntaba el motivo por el que se preocupaba por ese idiota.

- sí, Harry, me di cuenta de eso – Daphne suspiró en resignación. – me refiero a ¿Quién te hizo eso? y ¿Cómo lo hizo? –

Harry solo sonrió nerviosamente antes de decir – bueno, es que luego de darle la putiza de su vida a Alastor Moody alguien intervino en mi combate, de manera grosera he de decir, ósea ya solo lo iba a rematar y la chismosa esa se metió al combate –

Harry hizo un puchero, pero se detuvo cuando vio la mirada de Daphne.

A veces era mejor simplemente confesar.

- bueno yendo al grano, evitando a su vez tus miradas de muerte y amenazas silenciosas, quien interrumpió de forma tan grosera mi combate fue Amelia Bones, la mujer más poderosa del reino unido, y déjame decirte, jurándolo por mis rotas costillas, que su apodo no vino de manera gratuita, realmente lo merece -

- ya veo, supongo que te lo mereces, eso te pasa por ser un idiota imprudente, un día de estos lograras que te maten, si no te mato yo antes al menos. – Daphne alzó su mano antes de dejarla caer sobre la cabeza de su prometido.

- si vuelves a hacer algo así de idiota y a preocuparme de esa manera yo misma te mataré –

Harry solo se sobó la cabeza asintiendo a las palabras de Daphne.

Su prometida era de pocas palabras.

Pero tenía carácter.

Harry de repente sonrió astutamente antes de decir.

- awww si me quieres, yo pensaba que eras una fría mascara sin sentimientos, debo decirle esto a Draco, quizá también al profeta, es una noticia impresionante –

Esas palabras le valieron a Harry otro golpe.

Pero valió la pena.

__

Hermione se recostó ligeramente en una de las habitaciones de invitados de la mansión Malfoy, su mano temblaba mientras sostenía su varita, el día anterior había hecho algo que no pensó hacer jamás.

Arrebatarle la vida a una persona.

Durante la batalla del día anterior Hermione había combatido contra al menos dos aurores de forma consecutiva, a uno lo había dejado fuera de combate, lo había dejado inconsciente usando una maldición explosiva que había mandado a su oponente a la pared.

Y también a dormir.

Al otro lo había tomado desprevenido y le había arrojado una maldición rompe huesos, la maldición había sido dirigida a las costillas, pero el auror se había agachado para esquivar un ataque desde otro flanco, provocando que la maldición le impactara en el cráneo y lo matara instantáneamente.

Hermione se estremeció, ver el cadáver de su oponente caer al suelo no le había provocado una sensación agradable.

De hecho, el estado de shock momentáneo casi provoco que un auror le impactara una maldición, solamente se había salvado por la intervención de Jade Greengrass quien desvió el ataque.

Harry Potter: La luz que muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora