Planes de guerra.

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Sábado 1 mayo de 1993.

Colegio Hogwarts de magia y hechicería.

Oficina del director.

Albus Dumbledore se puso de pie para recibir a Harry, el chico caminaba con su bastón en mano con una sonrisa de oreja a oreja. El corazón del anciano sonrió por sí mismo al ver al chico feliz; estos momento hacían que sus decisiones hubieran valido la pena. – Harry, muchacho, veo que has terminado tu última clase del día, ¿Cómo ha ido la enseñanza el día de hoy? – Los ojos del mago brillaron ligeramente en alegría. Harry sonrió mientras su bastón se encogía y este lo guardaba en su bolsillo.

- Siendo honesto tuve algunos contratiempos – Mencionó con calma mientras tomaba asiento frente al director, sacando su varita mágica y haciendo aparecer un pequeño tazón de dulces, dejando la varita junto al tazón con total confianza. – Compré algunos por correo, ya sabes, dulces muggles – Dijo Harry despreocupadamente mientras tomaba un dulce y movía el tazón en dirección al director, quien sonrió con calma y tomó uno.

- ¿Algún problema con el repaso de los TIMOS? – Harry asintió. – Mencioné la resistencia de algunas protecciones mágicas a las armas muggles, lo que inició una pequeña reacción y me vi explicando todo durante la clase entera, sinceramente esperaba tocar a fondo el tema muggle hasta dentro de unos días, pero bueno, todo conocimiento es buen conocimiento. Siendo ahora un tema de TIMO deberán saberlo de cualquier forma. – Albus asintió lentamente.

- Usualmente diría que esto es tema de estudios muggles... pero dada la desconexión del conocimiento de los profesores con la actualidad, supongo es prudente, además no muchos toman estudios muggles de cualquier forma, aunque, muchacho, si se me permite preguntar, ¿Por qué tanta insistencia en el aprendizaje al respecto?, no muchos profesores, especialmente los más jóvenes – Dumbledore sonrió con algo de diversión ante la mención de la juventud de Harry. – intentan agregar al temario algo, ¿Por qué ha sido entonces esta situación? –

La mirada de Harry se endureció por unos instantes. – La guerra acaba de salir del país; Voldemort esta fuera, recuperando fuerzas, adquiriendo nuevas, además de reclutando magos y brujas para sus filas, Grindelwald está desaparecido relativamente, por lo que bien sabemos puede estar reuniendo poder también. Ya antes el estatuto internacional del secreto ha peligrado por acciones tontas; desde fuegos artificiales hasta duelos entre magos borrachos, ya vimos pelear a Grindelwald y Voldemort, ¿Qué nos asegura que algo así no volverá a ocurrir?, ¿Qué nos asegura que un duelo de tal magnitud no revelará a todos quiénes somos?, estamos hablando de dos ejércitos tenebrosos, más las fuerzas del orden que intentan detenerlos, incluso la confederación internacional de magos esta reflexionando el cómo arrestarlos, un enfrentamiento entre tres fuerzas es inevitable, eso sin contar a los despreciables que se quieran aprovechar del caos – Harry hizo una mueca. – El estatuto internacional del secreto pronto podría ser un simple recuerdo, prefiero tener a mis amigos protegidos ante toda adversidad, soy su profesor, pero ellos fueron mis compañeros, me preocupo por ellos y por cada mago y bruja que entran a este colegio, debo darles las herramientas para protegerse si ocurre algo grave, por algo soy el profesor de defensa contra las artes oscuras, este es mi deber. –

Dumbledore reflexionó por un momento. – Por supuesto, aunque los magos revelan la existencia de ellos mismos a los líderes de estado, y estos habitualmente se llevan bien con nosotros, fingiendo que no existimos por supuesto, no podemos esperar el mismo trato de los ciudadanos que bien pueden estar indignados al vivir una mentira, sí, sería una gran revelación, supongo es bueno prevenir. –

Harry asintió solemnemente. – Ahora, me imagino que de cualquier modo haremos todo lo posible para evitar este desenlace. Actualmente ya estoy trabajando en un proyecto, pero te lo contaré junto a los demás, creo hay suficiente interés en algo así, solo puedo decirte que más de diez millones de galeones han sido evaporados en el aire para esto, y quizá necesite más; sin embargo, aún tengo dinero de sobra, y sinceramente no lo estoy gastando en nada que sea útil, creo podemos hacer un presupuesto para prepararnos, especialmente preparar a la orden de los pollos incinerados al carbón. – él sonrió con diversión en la última parte, su mentor negó con la cabeza con una sonrisa y llamo a Fawkes, quien se posó en el hombro del mago más grande, esperando a que un conjunto de cartas fuese sostenido en su pico, desapareciendo en una tenue llamarada instantes después. – Fawkes avisará a la orden, estarán aquí en unos momentos. –

Harry Potter: La luz que muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora