Visita a dos lugares

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Sábado 7 de septiembre de 1991

Londres, Inglaterra

Callejón Diagon

Banco de Gringotts.

Harry Potter se encontraba en el único banco del mundo mágico, el banco Gringotts, el banco era un edificio de gran tamaño construido en el callejón diagon, su fachada era de mármol blanco y debajo de la misma unas grandes puertas de bronce bruñido sirven como entrada al edificio.

Por encima de dichas puertas se encontraba gravado un mensaje que serviría de disuasivo para los ladrones, pues a la mayoría tras leerlo se les desaparecía mágicamente la idea de entrar con intención de robar.

«Entra, desconocido, pero ten cuidado. Con lo que le espera al pecado de la codicia, Porque aquellos que toman, pero no se lo han ganado, Deberán pagar en cambio mucho más, Así que, si buscas por debajo de nuestro suelo Un tesoro que nunca fue tuyo, Ladrón, te hemos advertido, ten cuidado De encontrar aquí algo más que un tesoro.»

Harry había asistido ese día al banco para discutir unos asuntos con el director en jefe de dicho banco, por lo mismo el día anterior había solicitado un permiso para poder ir ese día solo, pues los duendes no apreciarían a alguien no invitado.

El joven Potter se dirigió directamente a uno de los duendes mientras ignoraba a los magos que se sorprendían de verlo ahí ya que nadie se acercó a hablarle.

Una vez Harry llegó con el duende fue cuestionado del motivo de su visita a lo que el joven mago se limitó a darle la carta que recibió el día anterior al duende, aquel duende tras terminar de leer la carta hizo un chequeo rápido al heredero Potter para corroborar que no trajera ningún objeto peligroso consigo y pidió que dejara su varita con él antes de poder pasar, aunque cabe aclarar, el duende no sabía que Harry tenía consigo una segunda varita encogida con magia guardada entre su manga.

Harry fue encaminado hasta la oficina del director de Gringotts por dos duendes que portaban armaduras seguramente forjadas con magia y las cuales tenían fama de repeler casi todos los hechizos conocidos.

Una vez en la oficina Harry noto que la misma era espaciosa y bastante ostentosa con forma circular, el piso era de azulejo negro brillante con decorados en color dorado que tomaban la forma de rombos y círculos, las paredes eran de mármol y varios pilares del mismo material sostenían el techo de la habitación.

Harry vio un escritorio de madera fina con varios papeles y al director del banco sentado en una silla ubicada en frente de una mesa de centro donde además de la silla del director había una silla adicional en donde Harry se sentó tras recibir una seña del director para realizar dicha acción.

Una vez el joven mago tomo asiento el director de del banco empezó la conversación.

- "Es un placer tenerlo aquí heredero de la noble y antigua casa de los Potter" – Harry estrecho la mano del duende antes de decir. – "lo mismo digo señor Moecyss" –

El duende asintió antes de proseguir diciendo. – "Como sabe joven Potter lo he citado aquí para discutir su parte del trato que hicimos la primera vez que nos vimos, en primera instancia debe de saber que ya hemos depositado todos los recursos de la bóveda de la familia Potter en diversas cámaras bajo su acceso total y de máxima seguridad, además de también mover su bóveda de confianza a las salas de máxima seguridad del banco, ahora con eso dicho quiero saber, ¿Qué propones como su parte del trato?" –

Harry sonrió; pues ahora tenía acceso a todos los artículos y riquezas de su familia a las que, comúnmente, no podría acceder hasta ser mayor de edad y solamente podría usar la de las de la bóveda de confianza que le dejaron sus padres.

Harry Potter: La luz que muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora