Viernes 4 de junio de 1993.
Colegio Hogwarts de magia y hechicería.
Aula de defensa contra las artes oscuras.
Harry se paró al lado del director Dumbledore mientras, desde la esquina de la habitación, observaban como cada alumno pasaba a realizar su examen práctico. Los dos magos habían realizado un hechizo de desilusión para no ser vistos, informando a la supervisora del examen de ante mano de este hecho. Los hechizos silenciadores también aminoraban el ruido de la conversación de ambos magos. - Debo admitir, Harry, que has hecho un trabajo sobresaliente este año a pesar de todas tus tareas. Ahora mismo puedo decir, si todavía recuerdo como evalúan los exámenes prácticos, que al menos el 76% de tus alumnos pueden aprobar los Timos, de los cuales el 85% podrían tener un supera las expectativas o más... solo faltarían ver los exámenes teóricos para ello. Eso significaría que un 64.6% de tus alumnos podrán, en promedio, continuar la asignatura para nivel EXTASIS, ese sería el porcentaje de aprobación más alto desde... bueno, desde que el puesto fue embrujado - El director soltó un suspiro.
- Este sería, además, el tercer porcentaje más alto de aprobación en una materia, ello solo por detrás de la profesora McGonagall, con un porcentaje de aprobados de 80% y de 85% de ellos con supera las expectativas o más, dejando un total de 68% de sus alumnos en nivel EXTASIS, y del profesor Flitwick con un total de alumnos aprobados del 90%, y con un porcentaje de 76% de ellos con Supera las expectativas o mayor, dejando un total de 68.4% en nivel EXTASIS -
Harry se permitió sonreír mientras los examinadores felicitaban a otro de sus alumnos. - Quiero llegar a superar al profesor Flitwick y la profesora McGonagall. Intentaré mejorar con el tiempo, creo será más fácil ahora que ya tengo mis organigramas preparados. Ya tengo igualmente mis materiales listos, simplemente tomaré notas de las carencias generales que los instructores mencionan a mis alumnos. - El director asintió. - Seguramente podrás realizarlo. Bien, creo que ese era el último estudiante de hoy, será mejor ir a mi oficina si quieres seguir con la conversación actual. Aunque, siendo honestos, tengo algo más para informarte - Los ojos del director parecían brillar sobre la luz de las velas al hablar. Harry, notando dicho efecto, asintió con solemnidad y ambos empezaron a caminar a la puerta ahora abierta.
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Oficina del director.
El canto de Fawkes llegó a los oídos de Harry apenas cruzó la puerta. El ave fénix voló por el cuarto y se sentó en el escritorio. Harry amplió la mano y acarició ligeramente al ave, esta, a comparación de otras veces, se retorció ligeramente y el mago alejó la mano. - Supongo era inevitable que se percatara - Mencionó Harry descuidadamente. - ¿Puedes sentirlo? - Cuestionó amenamente. Fawkes asintió intentando calmarse. - Fascinantes criaturas los Fénix - la mirada de Harry volvió al director. - Siendo honesto no sé tanto de los fénix más allá de algunos rituales que los involucran, así como sus propiedades curativas. Nunca he cuestionado más al respecto, así que, si se me permite ser curioso, ¿Los fénix ven más allá de las cosas?, ¿Magia oscura quizá?, ¿El alma? -
Dumbledore se vio pensativo mientras analizaba las imágenes frente suya. Fawkes siempre se había mostrado amable con Harry, calmado y casi cariñoso, disfrutando la presencia del joven mago, ciertamente algo había cambiado. El análisis llegó rápidamente. - ¿Más magia oscura de lo usual? -
Harry siguió viendo al director a los ojos directamente. Era un secreto a voces entre los dos la cantidad de magia oscura que Harry ya ha usado. El chico, siendo honesto, podía aceptar que durante su estancia como alumno había sido muy descuidado; simplemente había confiado en que los demás serían ignorantes, él los había subestimado, especialmente al director, quien había llevado registro de cada libro que él había sacado de la biblioteca.
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Harry Potter: La luz que muere
FanfictionAlbus Percival Wulfric Brian Dumbledore era capaz de prever sucesos muy próximos o futuros, pero su mentalidad provocaba que se creyera incapaz de equivocarse, y que cuando lo supiera lo negara, en sus falsas esperanzas de ver lo mejor de los demás...