Alternativas

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Lunes 19 de octubre de 1992.

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Harry estaba observando la reacción a sus palabras, todo con una relajada postura, siendo que todo realmente necesitaba un enfoque relajado, e, incluso de fracasar, ya tenía un plan de respaldo, cosa que se reafirmaba así mismo tocando su saco de forma discreta, donde, debajo de este, tenía su giratiempo colgado del chaleco.

- Bien, ya ha sido mucho silencio, ¿Qué piensan de mi propuesta? – Cuestionó el chico con una sonrisa completamente relajada.

- Bueno... profesor Potter, no creo que... bueno, yo sea, él.... Indicado para algo así – Tartamudeó Neville con la cara un poco ruborizada, siendo el primero que contestó al cuestionamiento de su nuevo profesor.

La sonrisa de Harry simplemente se volvió más amigable al contestar. – bueno, Neville, es un simple grupo de investigación y aprendizaje, incluso si no crees que lo vales, cosa en la que yo difiero, puedes tomar esto como una oportunidad de mejorar, quizás así puedas enorgullecer a tu abuela, sé un poco de lo exigente que suele ser –

- Eh.... Bueno, si lo pones de ese modo, creo que aceptaré – Dijo aun nervioso el chico a su antiguo compañero. – de no hacerlo mi abuelita me regañaría – Agregó como un susurro casi inaudible.

- eso es excelente, Neville, puedo jurar que no te arrepentirás de la decisión – Dijo bulliciosamente Harry antes de voltear a los demás.

- ¿Qué opinan ustedes? – Cuestionó el mago tenebroso con el mismo animo juvenil; lleno de alegría y energía en cada palabra.

- No sé a qué estas jugando, Potter, pero, si lo que supongo tiene algo de razón, creo que deberé aceptar – Dijo sin filtro Theodore Nott.

- opino lo mismo que Nott, Potter, solo esperamos no hagas nada divertido – Dijo Pansy Parkinson, con los ojos entre cerrados.

- entonces supongo te quieres aburrir, pero no haré nada que los perjudique, Pansy, Nott, una vieja enemistad infantil no ciega mis ojos de cazatalentos – Mencionó, con una sonrisa descarada, Harry a los dos magos.

- Finalmente, ¿Qué hay de ti, Susan? – Fue a la última que cuestionó el chico.

- Será un placer trabajar con alguien que ha trabajado con mi tía – Contestó de forma alegre la chica pelirroja.

- Bien, siendo ese el caso, ya pueden retirarse todos ustedes, debo dar otra clase en un rato, y al final de estas iré a hablar con el director de un asunto, así que, unas dos horas luego de terminar el horario de clases, nos veremos en esta aula, ahí les explicaré el resto con más detalle, además de traer a una o dos personas más – Finalizó Harry la conversación.

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Harry suspiró ligeramente aliviado cuando ya todos habían salido, se sentía aliviado realmente, eso porque no se había presentado la necesidad de usar el giratiempo, mismo que ahora colgaba de su chaleco como nueva posición, misma que el chico planeaba haber permanente; nunca más saldría sin el giratiempo en la mano.

Todo lo que había ocurrido con el brazo realmente lo asustó, lo había vuelto algo más paranoico. Siendo eso una motivación para ya no salir nunca sin el giratiempo, aunque realmente no le hubiera servido para recuperar su brazo, no cuando paso tanto tiempo desde la perdida hasta la muerte de la quimera, una que aguantó por horas el fuego de su maldición.

Además, incluso ignorando el tiempo, la perdida ocurrió en un entorno muy cerrado, haciendo imposible que las dos versiones no se viesen, cosa que bien pudo desencadenar una pelea y una paradoja, asunto diferente a cuando lo usaba en casa, donde él ya sabía que lo usaría para tener más tiempo, así que no ocurriría nada si se veían, pero no se pudo hacer nada con un imprevisto de tales proporciones.

Harry Potter: La luz que muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora