Día 23

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Se sintió un asco en cuanto abrió los ojos, volvía a tener retorcijones en el estómago y sabía lo que significaba. Tomo su celular para ver la hora, 4:32.

Se sentó lentamente sosteniendo sus estómago, se quedó unos minutos así hasta que ya no aguanto más. Salió corriendo directo al baño vomitando la cena de ayer.

No tardó mucho cuando salio del baño sintiendose un poco mejor, sabía que ya no podría volver a dormir pero por lo menos lo intentaría. Se volvió a recostar en la cama agradeciendo el solo vomitar la cena, no le hubiera gustado ver la cara de tristeza de Rusia.

Soltó un suspiro por pensar en Rusia, no quería enamorarse, ni siquiera sabía si lo estaba haciendo, era imposible estarlo si solo habían pasado 3 semanas. Pero suspiraba al recordar su cabello blanco como la nieve, sus ojos serios pero tan expresivos, su voz gruesa que ahora podía escuchar todo el día, y esa sonrisa tan inocente que lo hacía sonrojara cada que la veía.

USA- Mierda. - Dijo para si mismo al darse cuenta de lo que pensaba.

Tal vez las palabras que dijo en la junta eran más ciertas de lo que pensaba. Se estaba enamorando de Rusia.

No le diría, por lo menos no tan pronto. No quería echarlo a perder y alejar al ruso de su lado. Primero aclararía su sentimientos y después descubriría si Rusia también siente algo por él.

Cerro los ojos, el sueño comenzaba a volver y no lo desaprovecharía, enserio necesitaba dormir.

Abrió los ojos de golpe viendo los rayos del sol que lograban pasar por sus cortinas ¿Cuánta había logrado dormir?

No quería levantarse, pero escucho ruido en el piso de abajo. Sonrió poniéndose los lentes, no había caído en cuenta de que su día se alegraba con tan solo escuchar que el ruso estaba en casa.

ªNØR3XĪÇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora