Día 47

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Se despertó parpadeando varias veces, sólo viendo oscuridad a causa de la luz apagada del cielo nocturno. Miro hacia un lado notando que dormía sólo, se sentó sosteniendo su cabeza por el mareo repentino que tuvo por levantarse rápido, y tal vez por dormir de mas.

Busco su ushanka y sus zapatos y salió de la habitación para buscar al dueño de la casa no teniendo mucho éxito. Supuso que había salido porque no había señales de que estuviera. Terminó por sentarse en el sofá, no sabía que hacer, ya no tenía sueño, extrañamente no tenia hambre y tampoco quería explorar a fondo la casa, no después de haber roto la vajilla favorita de USA. Lo había escuchado mencionar eso antes de subir el segundo piso.

Iba a sacar su celular para mandarle un mensaje al estadounidense, por lo menos para saber donde estaba, pero unos brazos lo rodearon por atrás abrazandolo del cuello.

USA- Buenos días dormilón. - Le dio un beso en la mejilla para después recargar su barbilla en su hombro.

Rus- ¿Dónde estabas? - Lo alejó molesto, (y algo asustado por la repentina aparición) viéndolo a los ojos para que respondiera su pregunta.

USA- Por ahi~ - Canturreo ignorando la mirada amenazante pero Rusia no parecía querer dejar pasar la escapada. - ¿Qué? ¿Acaso el pequeño Rusia tenía miedo?

Rus- ¡Claro que no! Sólo...- Desvío lo mirada con vergüenza haciendo reír al mayor. - Estaba preocupado.

USA- Aww, Rus. - Sonrió mirando con ternura al menor. Se acercó a este sentándose en sus piernas. - Eres tan tierno. - Terminó por recostarse en su pecho y abrazarlo.

Rus- U...USA, qui...quítate de encima. - Sus nervios aumentaron, no sabía ni donde poner las manos. Buscaba una manera de salir de esa incómoda situación antes de que las cosas empeorarán.

USA- No quiero. - Lo abrazo más fuerte juntando más su cuerpo. Rusia comenzaba a sudar por la cercanía. - Me gusta estar así. - Una de sus manos comenzó a pasearse por el pecho del menor que sentía un escalofrío por cada roce. - Tu corazón late tan rápido cuando estoy cerca. - Levantó la mirada para que su rostro quedará justo frente al del ruso. - Hace latir al mío al mismo ritmo. - Se acercó a sus labios quedando a escasos centímetros de estos. - Y eso me encanta.

Sus labios se juntaron y no supo como reaccionar, solo correspondiendo a medias. No estaba seguro de si continuar, pero quería esto, lo deseaba. Aún así una parte de el seguía resistiendose.

Rus- USA, no debemos...- Trataba de separarse pero su cuerpo comenzaba a ceder. Sentía su cuerpo arder cuando los dedos del mayor lo tocaban. Las caderas del americano empezaron a moverse a un ritmo que lo desesperaba. Sus manos bajaron para tomarlo de las caderas, pero se detuvo antes de llegar.

USA- Pue...puedes. - Dijo entre el beso soltando varios suspiros. - Puedes tocar. - Guió las manos del menor para que por fin lo abrazara.

Rus- La voz entrecortada del mayor, sus suspiros, y sus malditos gemidos lo volvían loco, mandando todo a la mierda correspondiendo el beso con algo de desesperación y comenzando a controlar los movimientos de caderas. - ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué me vuelves loco?

USA- Por que...- Trataba de controlar su respiración para poder hablar. - No tenemos mucho tiempo.

Rus- ¿A...A que te refieres? - Se separó un poco del beso para ver al americano pero se llevó una sorpresa al ver sus ojos. Ambos de color verde, sin esas pestañas largas ni ese brillo. Ese no era USA. Se levantó de golpe haciendo que el contrario se cayera. Esos ojos le asustaban. Era imposible para el no reconocerlos.

- Sabes que las persona a las que amas terminan dañadas.

Rus- No...- Retrocedió al notar que USA ya no estaba.

- Tus hermanos, tu padre...- Se levantó mirando hacia el suelo sin dejar ver su rostro pero era obvio quien era. Como olvidar al alemán que lo volvió loco durante su infancia y adolescencia. Imposible olvidar el primer amor. - Y yo. - RDA levantó su rostro mostrando las grietas que se hacían más grandes con cada paso que daba. - El terminará como yo.

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Despertó sentándose de golpe. Respiraba agitadamente apretando las cobijas con fuerza. Sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas al recordar los ojos del alemán. Había pensado que esas pesadillas habían desaparecido hace años. Se odiaba por recordar esas cosas justo cuando aceptaba su amor hacia el estadounidense.

Sintió como alguien se movía a su lado, volteó tratando de calmarse, aún sentía como sus manos temblaban por el miedo. Se calmó al ver al americano dormir tan plácidamente. Nunca se cansaríade verlo dormir. Su mano se acercó a él rostro del contrario para apartar el cabello que parecía molestarle, pero se detuvo antes de lograrlo. Las palabras del alemán resonaron en su cabeza como una advertencia.

Al final sólo salió del cuarto sin hacer ruido para dejar al mayor descansar.




































Ahora le toca sufrir a Rusia.

Sorry.

En la noche publicó el otro capítulo.

ªNØR3XĪÇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora