Despertó desorientado, sin saber como había llegado a la cama, ni recordar el momento en el que se durmió. Es más, ni si quiera recordaba en donde estaba. Se talló los ojos con cansancio, al mismo tiempo en que se sentaba notando que estaba en la habitación del estadounidense. Ahí fue cuando recordó todo, desde que despertó y vio la pitón, la inesperada interrupción de Australia, y su casi muerte a manos del americano. Llevó su mano a su cuello, tragando saliva al pensar que enserio pudo morir por asfixia.
Pero había despertado con una extraña sensación de alivio, quitando el hecho de que casi muere. Por fin pudo descansar sin tener esas horribles pesadillas. Sonrió satisfecho, no importaba que sólo hayan sido unos cuantos minutos, con tal de reponer los días anteriores donde apenas y pudo dormir.
El sonido de la puerta abriéndose le hizo voltear, viendo al dueño de la casa entrar con pereza con una cara de pocos amigos, que desapareció cuando vio al ruso despierto. Dio unos cuantos pasos antes de dejarse caer en la cama, lanzándose directamente a las piernas del ruso, sintiendo casi de inmediato las caricias en su cabello.
USA- ¿Cómo dormiste? - Preguntó sonando casi como un ronroneo.
Rus- ¿Dormir? Yo no estaba dormido. - Dijo con falso enojo, dándole un pequeño golpe en la cabeza antes de continuar con las caricias. - Estaba inconsciente.
USA- Es lo mismo. – Resopló con molestia por el golpe y el reclamo. Sabía que el ruso solo se burlaba pero se sentía levemente culpable.
Rus- Entonces te ayudaré a dormir. - Dijo en forma de broma, sin notar como la expresión del mayor cambiaba.
USA- Sólo si me despiertas con un beso. - Sonrió satisfecho al ver como las mejillas del menor se volvían rojas, y sus ojos evitaban los suyos por los notables nervios.
Rus- No creo que funcione. - Siguió cepillando el cabello tricolor, mirando con detalle las facciones de su rostro. - Valdrá la pena intentarlo. - Cerró los ojos mientras su sonrisa se asomaba por sus labios, eso, junto con el sonrojo que no bajaba, le dieron una excelente vista al mayor que lo miraba desde abajo.
USA- ¡Dios, Rusia! ¡Harás que me de diabetes con tú sonrisa! - Se abalanzó, haciendo que ahora los dos estuvieran acostados, él arriba del ruso.
Rus- ¡U...USA, espera! Tus hermanos nos van a escuchar. - Trataba de apartarlo, cubriéndole la boca para evitar malos entendidos si la familia del mayor entraba de sorpresa.
USA- Ellos se fueron hace unos minutos. - Se apartó acostándose a un lado del menor, recordando la incómoda charla que tuvo con sus hermanos. - Tuve que decir la verdad y mentir al mismo tiempo, Zeli no suele caer tan fácil en mis mentiras y da miedo cuando se enoja, a veces se parece a mi tío Irlanda, aunque mi padre se enoja cuando lo men...
Rus- Le cubrió la boca antes de que continuará su larga charla sobre sus hermanos. - ¿Cómo que dijiste la verdad y mentiste? - Pregunto asustado, pues si alguien sabía que se estaba viendo con el americano corría el riesgo de que sus hermanos se enteraran y así su padre también terminaría sabiendo, y lo que menos quería ahora era tener que cuidar que USSR no lastimara a USA.
USA- Tranquilo. - Tomó la mano que le cubría los labios, dándole unas palmaditas para calmarlo. - Sólo le dije a Nueva Zelanda que tuviste una pelea con tu padre y tus hermanos, por eso te estas quedando aquí, pero que te irías en un par de días. Una pequeña mentirilla. - Con su mano libre pellizco la nariz del menor, riendo al ver su expresión molesta por esa acción.
Rus- ¡No hagas eso! No soy un niño. - Su tono de voz y sus ceño fruncido daban a entender que estaba molesto, pero la pequeña sonrisa en sus labios y el brillo de ilusión en sus ojos demostraban todo lo contrario. Y supo que el americano lo notó, ya que escuchó las pequeñas risas que trataba de detener mientras jugaba con sus dedos provocándole cosquillas. - Y pregunté para saber que parte de lo que dijiste fue verdad.
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ªNØR3XĪÇ
FanfictionAnorexia: Trastorno alimentario que provoca que la persona se obsesione con su peso y lo que ingiere. Quién diría que cierto americano sufriría de aquel trastorno. Rusia solo lo creyó cuando lo vio tirado en el suelo notando lo delgado que estaba...