Día 53

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Llegó a su casa cerrando la puerta de golpe y manteniendo la respiración agitada. Retenía las lágrimas mirando al suelo mientras apretaba con fuerza sus manos. ¿Enserio solo lastimaba a las personas que tenía cerca? Todo el mundo lo alejó cuando él los dañaba, RDA, Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán, todos sus demás hermanos, y al parecer también a Alemania. ¿Qué estaba mal con él?

Kaz- ¿Rus?

Volteó rápidamente viendo a su hermano salir de la cocina mirándole con preocupación.

Bien, otra vez a actuar.

Kaz- ¿Estas bien? - Pregunto acercándose, haciendo el ademan de querer tocar su rostro, pero este se alejó.

Rus- Si, solo estoy cansado, había olvidado que iban a venir así que corrí para llegar temprano antes de que vaciaran mi casa, como siempre. - Dijo usando el mismo tono de voz de siempre: fastidiado y molesto.

Kaz- ¿Seguro? No te ves muy bien. - El kazajo era con quien más batallaba para que le creyera que estaba bien cuando no lo estaba, principalmente porque se la pasaba preguntando una y otra vez si en realidad estaba bien.

Ucr- Oh, ya llegaste. - Salió de donde había venido el kazajo, mirando a ambos mientras comía de una caja de galletas.

Rus- Estoy muy seguro. - Le contestó al kazajo mientras se acercaba al ucraniano para arrebatarle la caja teniendo un sinfín de quejas para que se la devolviera. - ¿Quién te dijo que podías agarrar?

Ucr- Lo que este en la casa de papá es nuestro. - Se defendió con aquella frase que su padre les solía decir cada que venían.

Rus- No es la casa de papá ¡es mi casa! Siempre te lo digo cuando vienes, y siempre terminan comiéndose todo. - Siguió caminando directo a la cocina, mientras que ucrania lo seguía para intentar tomar de vuelta las galletas, y el kazajo iba detrás de ellos en silencio, aun preocupado por la actitud de Rusia.

Biel- Te dije que se enojaría. - Le dijo al ucraniano cuando este se sentó a un lado, triste y decepcionado por ya no tener las galletas.

Bielorrusia se encontraba sentado junto a su padre y junto a Estonia, que parecía estar enojado con su padre, pues no dejaba de verlo con el ceño fruncido. Se sentía un aura tensa y pesada, y solo significaba que apenas iban a pelear o que ya habían terminado, pero uno de los dos no se había rendido aún.

Rus- ¿Qué está pasando? - No quería preguntar por miedo a que terminara metido en medio de la discusión. Normalmente Estonia era muy intenso al pelear con su padre, por lo que siempre evitaba pelear con él, en realidad evitaba pelear con cualquiera.

Est- Papá dijo que ya no viera a Finlandia. - Dijo sin dejar de ver a su padre, solo frunció aún más el ceño cuando este lo hizo por la mención del finlandés.

USSR- No tienes permitido salir, y menos con él. - Siempre había odiado al pretendiente de Estonia, mucho antes de que se cambiaran de casa, nunca decía la razón, pero parecía ser algo grave pues era un odio mutuo.

Est- ¡Pero, papá! ¡No es justo! - Miró a su padre suplicando que le diera permiso, ya estaba cansado de que siempre que salía con Finlandia su padre de alguna forma se enteraba e iba a interrumpir su cita. - ¡¿Y por qué Rusia si puede salir con USA?!

Mierda, ahora aquella mirada seria y molesta era para él.

Rus- ¡¿De que estas hablando?! ¡Yo no estoy saliendo con USA! - Por eso no quería meterse, pero terminaron metiéndolo a la fuerza y por el motivo del que menos quería hablar.

Ucr- ¿Cómo qué no? Si se la pasan coqueteando. - Y ahí estaba la segunda razón por la que tampoco discutía; ucrania siempre se ponía en su contra, aunque fueran discusiones sin sentido o de broma, solo se dedicaba a molestarlo. A veces era gracioso, otras, como hoy, no lo eran tanto.

ªNØR3XĪÇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora