El Amor Es La Magia Más Poderosa~ [{Severus Snape y tú}]

Capítulo 45

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Amiga, ¿por qué tomas tanto?, ¿Por qué malgastas tu vida por ese hombre?.- Dijo Said con mucho drama.

- Estás exagerando, no bebo tanto.- Dijo riendo.

-_______, estás ebria.- Dijo riendo también.

- No estoy ebria, solo estoy mareada.- Reí fuerte.- Aveces me pregunto si, los chicos me extrañan, yo los extraño a ellos, quizás James logró conquistar a Lily y yo no lo sabría, quizás Remus curó su licantropía y no lo sabría, quizás Sirius encontró a una chica, quizás Severus me haya olvidado.- Empecé a llorar.- Q-Quizas a Lucius se le haya acabado el tinte y quedó castaño o su cabello si es rubio natural.- Dejé de llorar y empecé a reír.

- Mejor ya vámonos.- Se levantó pero se tambaleó, él también estaba un poco ebrio.- Espero que lleguemos con vida.- Dijo suspirando.

- Vida...Yo solía tener eso, yo tenía vida hasta que me alejé de él.- Dije viendo mi vaso con licor para después beberlo de un golpe.

- ______ ya cállate.

- Auch.

Habíamos ido a un bar para desahogar mis penas y para festejar que ahora somos aprendices del señor Newt Scamander, el gran Newt Scamander, adoro su libro.

Llegamos sanos y salvos a la casa de Said, vivo con él porque soy una buena para nada que olvidó pagar la renta de su departamento y la hecharon.

Para evitar más inconvenientes me vine a vivir con él, aunque me iba a un hotel cuando su novio venía a visitarlo y tener una noche loca con él, a veces él se iba a casa de su novio.

- A bañarte y después ve a dormir.- Ordenó Said.

-¿Y tú a donde vas?.- Pregunté al ver como abría la puerta.

- Voy a salir.- Dijo sonrojado.

-¡Oh! Ya entiendo, vas a hacerle una visita nocturna a tu noviecito.- Le dije con una mirada pervertida.

-¡Cochina! ¡Marrana!.- Dijo riendo y salió.

Tomé una ducha y me dirigí a mi habitación, me senté en la cama y saqué un cuaderno, allí había fotos, tanto de Severus y yo como de los demás chicos.

Me veía mas joven, esas fotos fueron cuando tenía entre quince y diecisiete años, ahora tengo veinte, Ya no soy una niña, no puedo seguir llorando todas las noches por él.

Ya soy adulta, no puedo culpar de mis problemas a nadie más que a mí, no culparé a mis padres por alejarme de él.

Tengo que pasar de página, seguir adelante, como quizás él ya lo haya hecho.

Es hora de madurar.