61. arrepentimiento

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El silencio es incómodo.

A veces el silencio es de gran ayuda. Lo necesitas. Pero otras veces, deseas escuchar aquellas voces que habitualmente, en la mesa cuando cenas, escuchas.

Jackson parece estar masticando obligadamente su bife de carne junto a la ensalada de remolacha que Carol nos ha preparado.

Daryl simplemente come sin siquiera mirarnos a los ojos, y yo apenas he podido tocar mi plato.

Me duele muchísimo la garganta, lo cual es de gran ayuda para poder excusarme de mi falta de apetito.

— No has tocado tu plato. — parece que Daryl ha leído mi mente.

Me observa fijamente y siento a mi piel ponerse de gallina por los nervios que me causa.

— Me duele mi garganta.

— Pues come la ensalada. Te será más fácil.

Respiro profundamente y aprieto mis labios.

Daryl suelta un fuerte suspiro, cierra sus ojos y golpea levemente sus puños contra la mesa.

Jackson tiene a sus ojos cristalizados, sin ser capaz de mirarnos.

Parece como si de hecho le costara hasta tragar su comida.

— ¿No te gusta la remolacha, Jackson?

El niño se sobresalta en cuanto su padre le habla. Apresuradamente, le mira y asiente con la cabeza.

— Estoy comiendo, papá.

— ¿Como estaba Alanna? — me atrevo a preguntar, sosteniendo con la palma de mi mano a mi cabeza.

— Bien. Cuando fui, Rick estaba dándole su biberón. Solo la he visto de lejos.

— ¿Por qué ella no se ha enfermado? — se atreve a preguntar Jackson. — Si mami la amamanta, ¿por qué no la contagió?

— Ni yo sé darte una respuesta lógica. — admito. — Pero es mucho mejor que esté bien. Al ser pequeña, podría ser más grave que nosotros.

— No esfuerces tu voz. — opina Daryl, mirándome. — Podrías quedarte muda del todo.

Yo simplemente asiento.

Le doy una oportunidad a mi plato de la cena y meto un bocado del mismo en mi boca.

Mastico lentamente. Daryl no quita su mirada de mi.

En cuanto trago, tomo un sorbo de zumo y siento a mi garganta arder.

— ¿Puedo preguntar algo? — dice Jackson, mirándonos a ambos. Daryl y yo asentimos. — ¿Podemos jugar luego de comer?

— ¿Jugar? ¿A que quieres jugar? — pregunta su padre.

— Hay unas cartas que el tío Rick me ha obsequiado. Anoche jugamos con ellas y es divertido. Se llama Uno.

Oh, el uno.

Con ese juego, muchas veces me he desconocido de mi hermano. Eramos grandes rivales e incluso a veces, lloraba por ser mala perdedora.

Tras reírme, yo asiento.

— No sé de que trata. — acota Daryl. — Pero si me explicas, lo jugaremos luego de cenar. Debes terminar todo tu plato.

— Yo puedo enseñarte. — le dice nuestro hijo. — No es difícil. Yo lo he entendido rápido.

Me doy cuenta de que nuestro hijo quiere una buena armonía entre los tres. Y no lo culpo en lo absoluto. Es difícil cuando su padre y yo tenemos el humor por las nubes, pero supongo que esta noche podemos intentarlo.

RIGHT NOW. © +18 (T.2 BEFORE) (DARYL DIXON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora