36. reconciliación

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Un mes después.

— ¡Jackson! ¡A la ducha!

Incluso desde el baño, puedo escuchar los quejidos de Jax, quien hace tres días no quiere bañarse, pero luego de una discusión que he tenido con él, he podido lograr mi cometido.

A regañadientes, él entra al cuarto de baño, cerrando de un fuerte golpe la puerta, alzando su brazo vendado y el sano para yo poder desvestirlo, dado a que luego de perder su mano, todo se ha vuelto demasiado complicado, y aún no logra acostumbrarse.

— Nada de malas miradas, ¿de acuerdo?

— ¿Por qué tengo que bañarme?

— Jackson, ¿preguntas enserio? — digo con mi boca semiabierta. — Hace tres días que no te bañas. Tres.

— Ya, mamá. Pero estoy limpio.

— Apestas a sudor. Tu cabello ya está grasoso y tienes olor en los pies. ¿Acaso eres un indigente o qué?

— Merlina me contó que papi tampoco se bañaba por días, y eso que él es mas grande que yo.

— Tu padre es tu padre. Tú eres tú, y fin de la discusión.

Durante todas estas semanas que pasaron, luego de la pérdida que tuve en el baño y también de haber discutido con Daryl, la última conversación que ambos tuvimos, fue aquella.

Eso no quita el hecho de que él no haya insistido en hablarme. Luego de haber pasado dos días, el arrepentimiento recayó en él. Desde ese entonces, intentó hablarme, pero con todo el orgullo que cabe en mi ser, yo en ningún momento le he respondido. Ni siquiera le miré.

Desistiendo, él ya ni siquiera pasa las noches en nuestra habitación. Como era en un principio, cuando volvimos a reencontrarnos en este mundo, ahora él duerme con Jackson, en un colchón en el suelo. A veces, cuando yo me levanto por la madrugada para ir hacia el baño y espío hacia la habitación de mi hijo, puedo ver como es que ambos se encuentran durmiendo juntos, dado a que nuestro pequeño siempre se pasa a mitad de la noche con él, poniendo luego de excusa que no recuerda de haberlo echo, aunque esa excusa la conozco a la perfección.

Casi todo el mundo me ignora. Parte de Alexandria, con Rick, Carl, Michonne y demás, me ignoran completamente. Incluso Tara, quien pensé que iba a comprenderme, pero al parecer, no es así.

¿Paul? Si tiene buen humor, me habla. Sino... ni siquiera me mira, y yo tampoco insisto en que lo haga, porque tal como él, también soy sumamente orgullosa, y por nada del mundo quiero perder mi dignidad.

De todas maneras, todo esto no significa que a mi no me duela, porque de hecho, todas las noches mis lágrimas caen sobre la almohada, empapándola. ¿Por qué me desprecian de esta forma? ¿Por qué no comprenden que no soy como Negan? Quien por cierto... tampoco veo hace tiempo.

De hecho, la última vez fue cuando Paul confesó que yo era su hija, y desde ese entonces, en vez de venir él a buscar las provisiones aquí, manda a su estúpida mano derecha. Simon.

Solo me hablo con un muchacho aquí, en esta comunidad. Él se llama Penn. No aparenta tener más de treinta, es demasiado amable, gracioso y con buen sentido del humor. Una noche, mientras yo estaba sentada en las escaleras del museo, disfrutando de la leve brisa cálida que la comunidad podía brindar en su naturaleza, le pregunté por qué no me juzgaba, dado a que soy hija de un hijo de puta. Él se rió, me dijo que quien hiciera eso era un imbécil, y que jamás podría pensar mal de mi, a menos de que yo realmente cometiese un crimen sin sentido alguno.

Esa mismísima noche, cuando él prendió un cigarro, desprevenidamente, desapareció de sus dedos. Alzamos al mismo tiempo la mirada, y quien se lo había arrebatado, era nada más y nada menos que el ballestero.

RIGHT NOW. © +18 (T.2 BEFORE) (DARYL DIXON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora