Cuando crees que todo acabó, cuando piensas que ya nada será como antes, algo o alguien te impide que sigas creyendo en aquello, y te arruina todas las expectativas. Pues a mi me hizo eso él. Y sí, las arruinó. Pero las arruinó de la mejor forma pos...
— ¿No es mejor que te vayas de aquí, antes de tener que desayunar conmigo?
Mi padre me observa atento mientras unto mantequilla de maní en un pan casero que Jolynn, una superviviente de Alexandria que está desde el principio, ha hecho.
Parece estar poco convencido de lo que estoy haciendo.
— Te he puesto tres cucharadas de azúcar a tu café. ¿Está bien, verdad?
Le ignoro por completo a su pregunta, y él sólo me mira con una sonrisa, como si no pudiese creer lo que yo estoy haciendo.
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— Si. Tres están bien.
Le extiendo su taza con café junto a las dos rodajas de pan.
Dudoso pero aún con su sonrisa plasmada en sus labios, acepta todo lo que le entrego y le da un mordisco a su primer rodaja, haciendo un sonido gutural, satisfecho.
— No puedes quejarte. Tener este desayuno es como cualquier persona en un avión en primera clase. — bromeo.
— No te equivocas. Creo que incluso hasta te quedas corta, querida.
La lluvia resuena más fuerte en las afueras de la celda. Los relámpagos iluminan gran parte de nuestro pequeño espacio, y a pesar de que sea de día y por la mañana, el cielo totalmente tornado de un gris oscuro, hace que parezca como si estuviera anocheciendo.
Le doy un sorbo a mi café, deleitando su dulce — y al mismo tiempo amargo — gusto por mi garganta.
— Daryl está en camino. — suelto de repente. Negan me observa fijo, dándole también su primer sorbo a su taza de café. — Poco me importa, a decir verdad.
— Me agrada la idea de estar desayunando juntos por primera vez, pero sé que será un problema, y sinceramente, Julie... Preferiría que te fueras antes de estar implicado en una pelea con tu querido hombre, a quien no quiero arruinarle la cara en una posible y futura pelea.
Me río, apretando mis labios.
— Él no es mi dueño. — digo con mi voz apenas audible. — Nadie me da órdenes. Ni tú, siendo mi progenitor.
— Lo sé. Pero también sé en que ese tipo es capaz de cualquier cosa. Y sé en que lo que menos hará será sentarse a tomar el desayuno con nosotros.
Suspiro, lanzando el oxigeno por mis fosas nasales, algo molesta.
— No te enfades, Jules. — dice Negan, acomodándose en la cama. — Solo es una realidad.
Como si él fuese un vidente, el cual predice el futuro... Escucho como la puerta principal de la celda se cierra fuertemente, y pasos bajando por los escalones de la escalera resuenan en nuestros oídos.
El corazón me comienza a palpitar con fuerza.
Si bien he dicho que poco me importa en que Daryl llegue aquí, ahora que sé que es él quien aparecerá en mi campo visual... Pues hace que tiemble por dentro.
