Capítulo 66 (Alternativo)

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Narra Tobi

—Ya terminé de comer —Allan dio un vistazo a su reloj—. Te demoraste mucho. Pensé que Matt había tenido otro problema y no volverías por estos lares —dirigió su mirada hacia mí. Mi rostro se puso rojo enseguida.

—Lo siento —dije en un suspiro—. Quería llegar lo más pronto posible, así que cogí un taxi. Pero de un momento a otro el tipo se puso a pelear con otro conductor y me tocó bajarme y coger bus.

—¿Se pusieron a pelear?

—Sí. Creo que era conductor de Uber y la verdad ni supe por qué empezaron a pelear. Yo venía escuchando música cuando el taxi se detuvo y el señor se bajó a atravesársele al del carro. Cuando vi que se estaban poniendo más agresivos me bajé y me fui. Yo creo que el señor ni cuenta se dio.

—Pues yo siempre cojo buseta y te juro que ahí es peor. A veces se ponen a competir con otros conductores para recoger más gente y, en ocasiones, terminan insultándose o agarrándose a palo —imaginar la escena me resultaba cómico—. Es que si vieras. Una vez un tipo se bajó gritando con palo en mano y le tumbó un espejo al bus en el que venía. Yo apenas me acurruqué pensando que le iba a pegar a una ventana. El conductor no dejaba de maldecir y decir groserías, yo solo pensaba en que en cualquier momento uno de esos vidrios estallaría. De pronto escuché una señoras diciendo: "llame a la policía" "lo va a matar" —Allan trató de imitar una voz femenina—, luego unos chinos gritando "eso, dele más duro" "dele con el palo" —cambió la voz de nuevo—, y cuando volví a asomar mi cabeza por la ventana estaban los dos agarrados a puño, pata y palo en plena carretera principal.

—¿En serio? —nunca había presenciado una escena tan bochornosa—. Qué feo eso. A mí me daría miedo —murmuré—. Pues hoy la verdad me asusté. Jamás me había pasado algo así.

—Es más común de lo que crees —Allan sonrió y se alejó de la puerta—. Supongo que no has tenido que coger mucho transporte público en tu vida.

Mi rostro volvió a encenderse en un rojo vivo. Allan tenía razón. Eran contadas las veces que había tenido que usar un transporte diferente a la bicicleta y el auto de mi padre y, para ser sincero, no lograba recordar haber tenido que usar transporte público antes.

—Pues no es como que haya tenido la necesidad. Supongo que cuando entre a la universidad tendré que hacerlo.

—¿Tu padre no te soltará el carro?

—Me da miedo conducir.

En ese momento recordé la última vez que lo había intentado. Iba con mi padre, quien me estaba enseñando a manejar. Estábamos en una carretera solitaria que quedaba cerca de un barranco. Practicábamos allí porque eran muy pocos los carros que se asomaban. Todo iba de maravilla, tenía confianza en el carro y en mí mismo, pero cuando nos acercamos a la orilla de la carretera me asusté y mi reacción inmediata fue soltar el timón y cubrir mis ojos con mis manos. Desde aquel día dejé de ir a practicar con mi padre y la sola idea de sentarme frente al volante me causaba pánico.

—Definitivamente no es lo mío y, de igual modo, —el rostro de desprecio de mi padre invadió mis pensamientos—. De todas formas no creo que mi padre me preste el carro. Las cosas son un poco complicadas con él. No sé si ahora que Matt y Sara no estarán las cosas vuelvan a ser como antes —mi padre ni siquiera me había llamado en días. Tampoco lo había vuelto a ver en casa, a veces lo escuchaba entre dormido, escuchaba sus pasos y los golpes que le daba a la puerta—. La verdad no creo.

—Bueno, esperemos que así sea. O al menos que deje de ser tan mal padre —Allan fue a la cocina—. ¿Tienes mucha hambre?

Mi estómago rugió enseguida.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora