Capítulo especial: Navidad de Matt

1K 65 61
                                    

Un montón de años después...

Narra Matt

—Ahí viene mi parte favorita, escucha, escucha —la chica subió el volumen de su aparato y cerró sus ojos—. Ay no —sus ojos se aguaron—. Es que de verdad me pone sentimental.

Me acerqué a ella. Le quité el aparato y lo apagué.

—Señorita Raina, estamos ensayando —dije poniendo el celular en mi bolsillo—. Además, exageras. Es solo una melodía más y no es la mejor que he compuesto.

La chica mostró un rostro serio, aunque sabía que no se había molestado de verdad.

—Estamos tomando un breve descanso y digas lo que digas, Matt. Es mi favorita —acercó disimuladamente su mano a mi bolsillo—. Aunque digas que no es la mejor, yo siento al escucharla que es con la que más te conectas al tocarla. Es que es como si el violín y tú fueran uno solo, como si contaras con cada nota una historia hermosa...

—Y triste —interrumpió la molesta Astrid atravesándose entre los dos y evitando que el celular fuese recuperado—. Sinceramente no sé por qué te gusta tanto. En lo personal no me gusta escucharla, es demasiado deprimente. ¿Por qué escribiste eso? ¿Qué estabas pensando al hacerlo? ¿A caso se acababa de morir tu gato o qué?

Estaba a punto de contestarle que una mocosa sin talento no debía opinar de arte, pero Raina me ganó.

—Astrid, cállate. Tú no sabes nada de arte y mucho menos de música —Raina se echó en un sofá que había en el pasillo—. ¿Qué haces aquí? ¿No tenías clase?

—Mi padre me dijo que quería que viera cómo va el montaje de la obra. Sigue insistiendo en que tome un papel en ella, pero yo no voy a tomar un papel de extra.

—Apenas estás comenzando —me senté junto a Raina—. No puedes pretender iniciar con papeles protagónicos, al menos no en una obra tan importante. Ni siquiera has terminado el primer semestre y ya te comportas como una diva.

—¿Me has visto actuar en serio? No cuentan los monólogos que he hecho en la casa, esos han sido exagerados para molestar a mi papá —la chica se cruzó de brazos—. Además, incluso así a Sara le encantan.

Recordé algunas de sus presentaciones en cenas familiares y no pude evitar soltar una risa. Raina no era la peor actriz del mundo, pero no tenía un talento innato y tampoco se esforzaba mucho para desarrollarlo. Era como si creyera que con el nombre de su padre ya era suficiente para lograr lo que quería, y aunque en muchas ocasiones le había funcionado, un vínculo sanguíneo no la haría tener presencia escénica y dejar de sobreactuar sus papeles.

—Mi madre siempre dirá que le gusta todo para no hacer sentir mal a nadie. Yo no me confiaría de su criterio —miré mi reloj—. Yo creo que hay que volver ya. ¿Vamos? —miré a Raina, ella sonrió con timidez.

—¡Vamos! —la chica se levantó entusiasmada.

—Ay sí, vamos, vamos. Ahora agárrense de las manos y váyanse dando besitos —dijo Astrid haciendo un ruido desagradable con sus labios.

Raina se sonrojó y agachó la mirada.

Astrid siempre molestaba a Raina cuando nos encontrábamos en la misma habitación y cuando no estaba ella, se la pasaba diciendo que ella estaba enamorada de mí y que deberíamos salir. Que supuestamente hacíamos buena pareja. Yo no dejaba de pensar en que era necesario decirle que no me interesaban las mujeres, sin embargo, no podía imaginar lo molesta que podría llegar a ser al tener esa información.

—No entiendo cómo sigues siendo amiga de Astrid, Raina. De verdad es insoportable. Si no estuviera obligado a convivir con ella...

—Pues ahora soy como tu hermana menor, así que te aguantas. Además, Raina es mi mejor amiga desde los tres años. Tenemos un vínculo especial, imposible de romper, ¿verdad, Raina?

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora