Capítulo 67 (Alternativo)

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Narra Tobi

Había pasado un poco más de un mes desde que Sara y Matt se mudaron. Todavía se sentía igual que el primer día en el que me encontré solo en medio de tantas habitaciones oscuras y silenciosas. Mi padre venía más a casa, pero nuestra relación no había mejorado. Él trataba de actuar como si nada pasara, como si el tiempo que habíamos vivido con ellos hubiese sido borrado de su memoria. Sin embargo, cada vez que escuchaba que yo hablaba con Matt o que se enteraba que había ido a visitarlos se enojaba demasiado y volvía a insultarme y a decir cosas hirientes respecto a mi sexualidad.

"Pensé que lejos de ese enfermo volverías a ser tú", dijo una noche mientras cenábamos. Yo me puse de pie con rabia y, aunque quería decirle que el enfermo era otro y que jamás en mi vida había sido tan yo como cuando estaba cerca de Matt, solo pude guardar silencio y dejar la habitación. "Al menos finge que eres normal en mi presencia", gritó mientras me alejaba camino hacia mi cuarto.

—¡Tobi! Pensamos que no vendrías. Como no contestabas por el grupo —Alex y Matt se encontraban de pie frente a mí—. Ya todos deben haber subido al bus. Nos va a tocar los peores puestos.

Aquel día había programada una feria educativa. A pocas semanas de terminar el año escolar, todos estaban pensando en qué y dónde estudiar, algunos ya se habían inscrito o estaban comenzando procesos con las universidades. Yo todavía no estaba seguro de nada. Lo único de lo que estaba seguro era de que quería estudiar en la misma universidad de mis amigos.

—¡Aquí quedan cuatro puestos! —gritó una profesora asomando su cabeza por la puerta de un bus.

Caminamos hacia ella. Cuando dirigí mi mirada a las ventanas del vehículo, Irene nos saludaba y nos hacía señas de que subiéramos en ese. No había muchas opciones para elegir los puestos. Ninguno pudo quedar siquiera cerca al otro. A mí me tocó sentarme junto a la profesora.

—Juguemos algo —gritó una chica que estaba sentada en la parte de atrás.

—No, no, no. Qué juegos ni qué nada —se levantó la profesora—. Ustedes ya están muy grandes para eso. No quiero ruido, ni gritería. Si tienen sus celulares pónganse a escuchar música o duerman.

Si hubiese sido otra profesora seguramente le habrían respondido o hubieran hecho caso omiso. No obstante, era la profesora Luz Celia, la más aterradora y estricta de toda la institución. Algunos decían que la única vez que la veían sonreír era cuando, en entrega de informes, los padres de familia molestos golpeaban a sus hijos frente a ella.

—Es una loca —murmuré buscando mi celular para poner música y relajarme.

El viaje fue corto. Cuando llegamos cada quien se agrupó con sus amigos de siempre.

—Vayan a donde quieran, pidan los formularios que necesiten, no me importa lo que hagan con su tiempo. Si quieren aprovechar la oportunidad de obtener información aquí, está bien. Si se quieren dedicar a perder el tiempo jugando, o pendejeando entre ustedes, no es mi problema. Solo les digo que a las 12 en punto los quiero a todos aquí otra vez. El que no llegue a la hora indicada va a tener serios problemas conmigo. ¿Entendido?

—Esa señora es un ogro —dijo Irene en voz baja—. ¿Ustedes han pensado más o menos dónde quieren preguntar?

—Yo tengo el mapa y ya señalé las universidades que me interesan —contestó Alexander.

—Yo la verdad no sé muy bien qué es lo que quiero. Supongo que será mirar lo que vaya encontrando por ahí —respondí un tanto apenado. Me sentía presionado por tener seguridad al menos respecto a la carrera.

—Yo ya sé dónde quiero estudiar, pero igual miraré qué otras opciones hay, por si no me sale lo otro.

—¿En serio? Yo todavía estoy muy indecisa. He estado comparando las universidades y los programas, pero varios me gustan. No sé qué hacer —Irene cubrió sus mejillas con sus manos—. ¿Dónde quieres estudiar? A ver si hay posibilidad de que seamos compañeros de u.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora