Capítulo 6

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Narra Tobi

Hola señoritas —Irene y yo nos ubicamos en la mesa en la que se encontraban mis amigos—. ¿Dónde dejaste a Mariana? —Le pregunté a Samuel, él era mi mejor amigo y llevaba un par de semanas saliendo con Mariana, una de las chicas más populares del instituto.

—Yo qué sé, ella no es un chicle como para andar pegada a mí —dijo dirigiendo su mirada a Irene, quien al escucharlo apretó los labios y se sentó con la vista clavada en la mesa—. Siéntate Tobi, ya Irene lo hizo, ¿qué esperas?

Sam e Irene no se llevaban muy bien, él siempre se comportaba como un imbécil cuando estaba ella, según él ella no me dejaba ser yo mismo y me limitaba. Sin embargo, su pensamiento estaba totalmente equivocado, Irene nunca me prohibía hacer algo y rara vez me decía qué hacer. Tal vez él relacionaba el hecho de que nunca la invitaba a mis fiestas, con que ella no me dejaba hacerlas y las hacía a sus espaldas, lo cual era absurdo pues de cualquier modo ella resultaría enterándose.

—No comiences Sam —dijo Alexander acomodándose las gafas y mirando a Irene, quien se encontraba aún cabizbaja—. No le hagas caso Irene, tú sabes que siempre se desquita con nosotros cuando alguna chica le dice que no.

Irene y yo soltamos una carcajada mientras Sam echaba chispas. Desde que recuerdo siempre habíamos sido, Alexander, Sam y yo, amigos inseparables. Nos conocimos en el jardín y escogimos el mismo instituto para estudiar. Alexander era un chico muy reservado y misterioso, por esa razón muchas chicas botaban la baba por él, aunque sabían que era caso perdido pues él parecía sólo interesado en los libros y los juegos de video, las chicas, o las relaciones amorosas no tenían importancia en su vida. Por otra parte, Sam era un romántico empedernido, cuando le gustaba una chica realmente hacia hasta lo imposible por conquistar su corazón, el único problema con aquel chico era que sus gustos cambiaban en un parpadeo. Nunca había visto que una de sus relaciones durara más de un mes, era un mujeriego y rompecorazones sin remedio.

—Cierra la maldita boca —gruñó Sam molesto a tiempo que golpeaba la mesa con fuerza e ira—. Sólo espera a que use mi arma secreta, ella caerá al final —sonrió mirando hacia la dirección en donde se encontraba una chica morena hablando por teléfono.

—¿Amber? —inquirí con mis ojos abiertos como platos—. Pero... ¿qué pasó con Mariana? ¿Terminaron? —agregué clavando mi mirada en el mujeriego, él negó con la cabeza.

—No vamos en serio —dijo a tiempo que mordía la pizza que tenía en sus manos—. Mariana y yo tenemos una relación abierta, tú sabes que no busco algo serio, sólo quiero divertirme y ya.

Irene lo miró asqueada, se notaba que en el fondo quería voltearle la cara de una cachetada para que aprendiera a respetar a las mujeres. Por otro lado, Alexander parecía ajeno a la conversación, no era raro que nos ignorara, él solía ignorar las conversaciones que consideraba estúpidas.

—Pero tal vez ellas busquen otra cosa —murmuré poniendo mi mano sobre la de Irene, quien parecía alterada, para calmarla—. Deberías tomarte las cosas más en serio, no puedes andar por ahí jugando con los sentimientos de las personas.

—Somos muy jóvenes como para tomarnos las cosas en serio —respondió él con una sonrisa en su rostro.

—No te molestes Tobi —Alexander se unió a la conversación—. Sam es sólo un niño, no es extraño que para él todo sea un juego —agregó con sus ojos clavados en las páginas de su libro, se encontraba leyendo canción de hielo y fuego I. Había comenzado a ver juego de tronos hace unos días y, después de ver los dos primeros capítulos, pensó en que era mejor leer los libros primero.

—Deja la envidia amargado —respondió Sam molesto—. Consíguete una novia más bien, a ver si te quita esa cara de puño que traes siempre —agregó con voz fría y cortante—. Y míranos a la cara al menos cuando hablamos, despégate del libro, ¿no te han enseñado modales?

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora