Capítulo 33

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Narra Alexander

Era ya medio día cuando por fin abrí mis ojos. Me levanté y me dirigí al comedor, todo estaba en un completo y sepulcral silencio, así siempre estaba mi casa. En la mesa del comedor encontré el desayuno, la señora Carmenza no demoraba en traer el almuerzo, la cosa es que no tenía ni un poco de hambre.

Tapé la comida con otro plato y la llevé a la cocina. Acto seguido, me eché en un sofá y me quedé pensando en qué haría en las vacaciones, me sentía algo aburrido pues al menos en la escuela tenía gente con la cual hablar y aunque muchas personas me habían invitado a hacer infinidad de cosas me daba mucha pereza tan sólo pensar en salir de casa. No sabía qué era más molesto, estar solo en casa o tener que salir para compartir con los demás.

Pensé en que aprovecharía para adelantar la lectura de muchos libros que tenía pendientes, también quería dedicarme un poco a escribir, pensé además en revisar lo que había en casa y no servía para regalarlo o tirarlo, en ese momento se me ocurrió que debía sacar todo lo de mis padres debido a que ya no esperaba que volvieran y sus cosas no hacían más que ocupar espacio.

—Se preocupan por esos niños y se olvidan que tuvieron uno —mascullé a tiempo que encendía mi computador.

Mis padres eran profesores, anteriormente ellos trabajaban en colegios hasta medio día y luego tenían toda la tarde para estar conmigo. Sin embargo, cuando mi padre comenzó a trabajar en la universidad comenzaron a surgir proyectos e investigaciones con comunidades vulnerables, primero en el país, luego en el exterior, que comenzaron a hacer que tuviera que ausentarse muy seguido. Pasamos a ser sólo mamá y yo por un par de años hasta que ella decidió unírsele.

El último proyecto en el que trabajaban era sobre el uso de la memoria histórica como herramienta para la paz y la reconciliación entre las comunidades, razón por la cual habían decidido viajar con un grupo de maestros y trabajadores sociales a diferentes países que vivían en un contexto de conflicto armado interno. ¿En cuál se encontraban? La verdad no tenía idea, no sabía nada de su investigación más allá del tipo de investigación que era. Se supone que trabajaban investigación acción y ésta tiene como objetivo hacer un cambio en las comunidades, ellos se preocupaban por las personas con las que trabajaban, quería tener un impacto en ellos, cambiar sus vidas o al menos mostrarles las posibilidades que tenían de vivir mejor con los demás y con ellos mismos, era algo que me parecía muy bonito. Sin embargo, en aquel proceso se habían olvidado de mí.

Entré a Skype y vi que tenía un mensaje de mi madre. Lo abrí, en él decía que en una semana viajarían para estar un par de días conmigo. Un par de días, sólo un par de días y casi todo el año con otra gente. ¿Cómo se suponía que pudiese sentirme feliz con eso? Ni siquiera me tomé la molestia de contestarle, para ser sincero no quería verlos, no por sólo un par de días.

El mensaje me había puesto de peor humor, decidí apagar el computador y volver a la cama. Me gustaba mucho dormir porque así no era consciente de la soledad en la que me encontraba, así no me preocupaba por nada, no pensaba en que ni siquiera para mis padres era lo suficientemente importante como para querer estar a mi lado. Estaba por cerrar la tapa del computador, cuando recibí una llamada de Luna.

—¡Alex! —gritó la chica desde el otro lado—. ¡Alex! ¡Alex! —se veía muy emocionada.

—¿Estás bien? —Pregunté a tiempo que me acomodaba en mi escritorio.

—¿Viste? ¿Lo viste? —Sus ojos brillaban de felicidad.

—¿Qué cosa? —Inquirí arqueando las cejas.

Luna me envió un link. Lo abrí, en ella vi los resultados del concurso.

1. Distracciones de vivir solo – Undómiel

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora