Capítulo 5

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Narra Matt

—Calla esa cosa maldición —Me quejé tapando mis oídos con la almohada. Al parecer Tobi tenía una alarma en su celular y aunque la canción, Lethean de Katatonia, me encantaba sabía que terminaría odiándola por su culpa—. Apaga esa cosa —dije en un chillido. Al sentarme y quitar mi almohada de mi rostro, vi que aquella alarma no causaba ningún efecto en él, ¿acaso era sordo o qué? ¿Cómo podía seguir tan profundo con esa alarma que no dejaba de sonar?

Me levanté y caminé hacia su cama, su celular estaba en su mesita de noche por lo que lo tomé y le quité la pila. Iba a apagarlo simplemente, pero luego recordé que el mío aunque lo apagara con las alarmas se prendía solo y no sabía si el suyo haría lo mismo, así que para evitar que Lethean dejara de ser una de mis canciones favoritas le saqué la pila.

—¿Cómo es que no se ha despertado? —susurré moviendo mi mano de lado a lado frente a su rostro—. Debo admitir que dormido es muy lindo —Una sonrisa de idiota se dibujó en mi rostro, enseguida sacudí mi cabeza para espantar aquellas absurdas ideas que la invadían.

Miré la hora y eran las cuatro de la mañana, entrabamos a estudiar a las siete por lo que tenía todavía tiempo para dormir. ¿Por qué ponía entonces las alarmas tan temprano? Era algo tonto pues ni siquiera se iba a levantar a esa hora. Clavé mi mirada de nuevo en el rubio pedante, sus cobijas casi llegaban al piso y hacía mucho frío, sin pensarlo dos veces me agaché y lo arropé cubriéndolo hasta el pecho.

Tobi pegó un salto, abrió sus ojos con sorpresa y su boca como si fuese a gritar. Al reaccionar y verme pudo evitarlo, pero a través de su mirada aterrada pude ver que tenía tanto miedo que su corazón podría haberse salido por su boca del susto.

—¿E-estás bien? —pregunté con la voz cargada de preocupación, su reacción me había asustado también. Es que era como si se hubiese sentido atacado o algo así y yo sólo quería arroparlo—. ¿Tuviste una pesadilla?

—N-no —respondió en voz baja, su cuerpo temblaba levemente y parecía al borde de las lágrimas—. Por favor no me vuelvas a tocar si estoy dormido.

—Y-yo sólo levantaba las cobijas del piso —Que dijera que dejara de tocarlo sonaba muy extraño, yo no lo había tocado en ningún momento—. P-pero ¿por qué te has puesto así? ¿Seguro que estás bien? —dije a tiempo que me sentaba en mi cama. No era como si realmente me importara, simplemente quería ganarme su confianza para volverme su amigo y cumplir la promesa que le había hecho a mamá.

—No es de tu incumbencia —contestó volviendo a ser el mismo idiota de siempre, lo prefería mil veces dormido—. Deja de meterte en la vida de los demás y preocúpate por la tuya, y cierra ya la boca, quiero dormir más.

—¿Siempre tienes que ser tan grosero y estúpido? —No podía creer que me hablara así cuando yo sólo quería ser amable pues de cierto modo ahora éramos hermanos.

—Ya calla, eres un fastidio —Se quejó enrollándose en las cobijas.

Intenté volver a dormir pero me fue imposible, el pensar que en unas horas estaría frente a un montón de personas extrañas que pasarían a ser mis compañeros de clase me hacía sentir muy ansioso. Me levanté y comencé a alistarme, aunque aún era muy temprano no podía despejar mi mente, y además no tenía nada más que hacer aparte de dormir.

Después de bañarme y haberme puesto el uniforme me paré frente al espejo. Debía admitir que el uniforme me quedaba bien, no era como el de mi antigua escuela que era de un verde muy llamativo. No es como que no me guste este color, la cosa era que si una chica usaba algún moño o accesorio en su cabeza podía fácilmente confundirse con un árbol de navidad, y no estoy exagerando.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora