Capítulo 54 (Alternativo)

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Narra Matt

—Luna me contó que llevaste a Santiago a tu casa —dije tomando una galleta y llevándola a mi boca.

Alexander asintió con la cabeza y sonrió levemente.

—¿Qué te dijeron? —Inquirí mirándolo fijamente a los ojos, el chico se sonrojó.

—Nada —contestó en voz baja—. Mis padres creen que es agradable.

—Entonces —hice una pausa—. Las cosas entre ustedes van muy en serio —Alexander volvió a asentir y a sonreír, se veía muy feliz—. Se nota que todo va muy bien. Nunca te había visto tan sonriente.

—Nunca me había sentido tan feliz —respondió—. Y eso me aterra un poco. Si las cosas salen mal —guardó silencio un instante—. Si lo arruino y las cosas vuelven a ser como antes, no sé qué pasaría. No sé si podría aceptarlo.

—Deja de pensar en que las cosas saldrán mal. ¿Por qué saldrían mal?

—Porque así es siempre —dijo agachando la cabeza.

—Pues esta vez no lo será —le di una galleta—. Más bien dime —Alex levantó la cabeza—. Ustedes ya —su rostro se sonrojo levemente—. Ya sabes. ¿Ya hicieron eso?

—¿Q-qué? —la galleta se resbaló de sus manos.

—Tomaré eso como un sí.

—¿Qué? N-no. No hemos hecho nada, de qué hablas.

—Tu rostro dice lo contrario.

—N-no...

—Tengan.

En ese momento llegó Tobi. Tiró unos sobres en la mesa y luego se sentó.

—Habrá un concierto este fin de mes —dijo recostándose en el espaldar de la silla, con sus ojos clavados en los sobres—. Estoy seguro de que te encantará, Matt.

Tomé un sobre. Al abrirlo encontré unas entradas para el concierto de David Gilmour.

—Oh dios —mis manos temblaron—. ¿Cómo las conseguiste?

—Tengo mis contactos —Tobi giñó el ojo—. Tengo dos para cada uno, para que lleven a alguien.

—No lo puedo creer —me levanté y me acerqué a Tobi—. Realmente no lo puedo creer, Tobi. Esto es como un sueño —lo abracé.

—Gracias, Tobi —dijo Alex—. ¿A quién llevarás?

—No lo sé.

—¿Quién más irá? —Pregunté en tanto guardaba mis entradas en la maleta.

—Irene y...

En ese momento la pelinegra nos saludó desde la entrada de la cafetería. Luego se dirigió a una mesa en donde había un grupo de chicas que siempre se reunían en los descansos a leer poesía. Irene ya no compartía la mesa con nosotros, se había alejado, seguía siendo parte de nuestro grupo, pero tal vez era porque no había querido cortar el lazo de un solo tirón. Necesitaba tiempo.

—No sé ella con quién vaya.

Tobi se levantó para tirar la basura que teníamos en la mesa. Alex y yo seguimos hablando del concierto con emoción. Él llevaría a Santiago y yo a Luna. Miramos a Tobi, estaba caminando de vuelta hacia la mesa, cuando de un momento a otro escuchamos el sonido de un cristal rompiéndose.

—¿Eso no te recuerda algo, Tobi?

Escuché la voz de Sam en medio de las risas.

—¿No te recuerda algo? —Un chico tomó al rubio del brazo—. ¿No quisieras tomar uno de esos filosos pedazos de vidrio y cortarme el cuello? —Continuó Sam—. Vamos, toma uno —el pelinegro se agachó, cogió un fragmento y extendió su mano hacia Tobi—. Ten —Tobi intentó alejarse, pero unos muchachos se lo impidieron y lo empujaron hacia Sam—. Toma, sé que quieres.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora