Capítulo 9

41.2K 3.3K 1.4K
                                    

Narra Matt

Cuando salimos de clase Irene me pidió que volviera a casa con ellos. Pensé en negarme, pues hacerlo me parecía incomodo ya que la expresión de Tobi no reflejaba más que un infinito odio hacia mí, pero era imposible decirle no a una chica como Irene. Ella tenía una especie de hechizo, y sus ojos, estos eran como su varita mágica, es que cuando quería algo sólo debía clavar sus oscuros y brillantes ojos en ti para que cayeras rendido a sus deseos.

—Espérenme —Un pelirrojo corría hacia nosotros—. ¿Te ibas a ir sin mí Irene? —dijo Alexander haciendo un puchero—. Ayer hiciste lo mismo.

—Como ahora toda su atención está en otro —murmuró Tobi con la ira brotando de sus ojos como llamas—. ¿O no lo has notado? Ahora es Matt por aquí, Matt por allá —clavó sus aterradores ojos en mí, y pude sentir como el fuego, en lugar de apagarse, crecía cada vez más. Irene lo miró a él desconcertada—. ¿Qué? Además de compartir mi cuarto, mi casa, mi padre... ¿Debo compartir mi novia también? —Me preguntó haciendo que Irene y Alexander abrieran sus ojos como platos.

—Tobi... —A Irene se le aguaron los ojos enseguida, el brillo que antes estaba lleno de ilusión y felicidad, ahora era causado por las lágrimas que amenazaban con inundar su rostro.

—No te pases —interrumpió Alexander con el rostro cargado de preocupación—. Puedes ser mi amigo y todo lo que quieras, pero no voy a permitir que la hagas llorar —tomó a Irene de la mano con delicadeza—. Te lo advertí desde que comenzaron a salir... puede que yo sea una persona tranquila pero —suspiró—. Si la haces llorar, no te lo voy a perdonar.

—Tranquilo amigo —Irene le regaló una dulce sonrisa a Alexander—. Tobi, acompáñame a casa —Más que una petición fue como una orden. El rubio asintió con la cabeza y, después de mirar a Alex fijamente a los ojos, agarró su mano y la separó de la de Irene.

Comenzaron a caminar hacia el lado contrario del camino que llevaba a nuestra casa. Miré a Alexander y en su rostro pude percibir cierta pizca de tristeza, "¿Será que a él le gusta Irene pero ella lo dejó en la friendzone?" me pregunté, y en mí surgió la necesidad de saber si aquello era cierto o era sólo producto de mi imaginación. Estaba por soltar aquellas palabras cuando Alexander interrumpió el silencio.

—¿Quieres que te acompañe? —inquirió metiendo sus manos en los bolsillo de su pantalón—. Si voy a mi casa, sería como si los siguiera y además terminaría por encontrármelos y —hizo una breve pausa para tomar un poco de aire y luego soltarlo con desgana—. Sería muy incómodo.

—Si tú quieres —respondí con timidez, podía sentir cómo el calor subía por mis mejillas—. C-creo que he causado muchos problemas —agregué agachando mi cabeza.

—Tú no has hecho nada —revolvió mi cabello haciendo que mi rostro se pusiera completamente rojo—. Vamos —comenzamos a caminar y el viento empezó a soplar cada vez con más fuerza, jugando con nuestros cabellos—. Tobi es un inmaduro, no le hagas caso, ya se le pasará.

—No entiendo por qué me odia tanto —susurré con voz triste—. Más bien no entiendo su actitud, anoche me pedía perdón y decía que sabía que se comportaba como un completo idiota... —hice una pausa al ver que mi voz sonaba cortada—. Pensé que sería un poco más agradable, pero bueno... Supongo que el idiota soy yo al esperar algo de él. Ya debería estar acostumbrado a no esperar nada de él.

Alexander no respondió nada, sólo continuó caminando mientras sus ojos se perdían en el azul profundo que teñía el cielo. Un silencio de muerte amenazó con apoderarse de los dos, no había palabra qué decir, o tal vez sí, en realidad yo tenía muchas preguntas por hacer, pero no sentía la suficiente confianza hacia él como para comenzar a bombardearlo con estas.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora