Capítulo 43

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Narra Tobi

A las 12 en punto nos reunimos todos en la sala. Era el momento más incómodo, el momento de los abrazos, de las canciones, de los regalos, de compartir con todos los que se encontraban en la casa, lo peor era que como supuestamente ya estaba grande no había recibido más que calcetines y calzoncillos. «Ya no eres un niño» dijo mi padre desde que cumplí los 15 años.

Casi me quedo dormido en la reunión. Luego continuó la música a todo volumen y el baile, me sentía muy cansado así que decidí ir a mi cuarto. Busqué a Matt con la mirada por todo el lugar, él no estaba y quién sabe hace cuánto tiempo se había retirado, tan adormecido estaba que no lo había notado.

Subí a la habitación y al entrar encontré a Matt durmiendo, ¿cómo podía dormir tan tranquilamente habiendo tanto ruido en la casa? Me eché en mi cama y fijé mi mirada en el techo.

Cerré mis ojos y una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver en mis recuerdos a Matt, al recordar el momento en que nuestras miradas se encontraron y el brillo de sus ojos en medio de la oscuridad de la noche. Mordisqueé mi labio inferior al pensar en las profundas ganas que tenía de sentir sus labios, y tapé mi rostro con mis manos lamentando el hecho de que no hubiera sido capaz de si quiera intentar algo y que al final hubiese sido yo el que había volteado la mirada hacia el cielo.

Luego de eso simplemente habíamos permanecido en un total silencio de muerte, silencio que sólo se rompió cuando Sara llegó a llamarnos para que volviésemos a la reunión. Cuando la escuché me senté enseguida y vi que Matt tenía sus ojos cerrados y al parecer se había quedado dormido. «Así de aburrida puede llegar a ser mi compañía» me lamenté.

—Siento que me volveré loco —murmuré girando mi cuerpo hacia donde Matt yacía—. Dime ¿qué se supone que haga, Matt?

El chico me respondió con un ronquido.

—¿Dormir? —solté una suave carcajada y luego dejé escapar un suspiro.

Me senté, recostando mi espalda contra la pared. Miré a Matt, me levanté y me acerqué a él. La música sonaba tan fuerte que hacía vibrar las ventanas. Lo miré otra vez, dormía profundamente, si la música no lo despertaba entonces nada lo haría.

—Te quiero, Matt —murmuré arrodillándome junto a su cama—. Eres el mejor regalo que he recibido —agregué acariciando su mejilla, él hizo un movimiento gracioso con su nariz.

Lo miré fijamente mientras paseaba mi mano, con delicadeza, por su rostro, dibujando su perfil, deteniéndome en su nariz, luego en sus labios que estaban entreabiertos, podía sentir el aire caliente que salía de su boca.

—Tengo que hacerlo —susurré acercando mi rostro al de Matt.

Mi corazón latía cada vez más rápido conforme me acercaba al castaño. Quería besarlo, tenía que hacerlo, llevaba mucho tiempo deseándolo. Sin embargo, tenía miedo, si Matt llegaba a despertar no podía ni imaginar su reacción, ni siquiera sabía qué podría decirle. Besarlo era algo muy arriesgado. Me detuve cuando mi nariz se topó con la suya.

—Esto está mal —me alejé, mi corazón latía tan fuerte que podía escucharlo, sus latidos retumbaban en mis oídos como el cronometro de una bomba que está a punto de estallar.

Me senté en el piso, recostándome contra mi cama y observé a Matt un par de minutos más, mientras pensaba en si debía o no besarlo, en si valdría más un beso que una buena relación con Matt. ¿Y si no despertaba? ¿Si no pasaba nada después de besarlo?

—Lo haré.

Nuevamente me arrodillé junto a su cama, frente a él. Acerqué mi rostro lentamente, volví a sentir el aire proveniente de su boca y su nariz, escuché su respiración, sentí mi corazón latiendo con emoción y a la vez pavor. Cerré mis ojos, apreté mis puños, mi cuerpo estaba tenso, pero cuando sentí sus labios todo entró en un estado de calma, mi cabeza, mi cuerpo, mi corazón, incluso la música escandalosa pareció silenciarse.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora