Capítulo 20

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Narra Matt 

—Matt —traté de abrir mis ojos con lentitud al escuchar un susurro—. Matt —me costaba abrirlos pues parecían estar cosidos.

—¿Q-quién habla? —logré decir en un murmuro, lo único que veía era una sombra borrosa, una figura sin rostro.

—Matt —sentí sus frías manos tocando mi brazo, su tacto puso mis pelos de punta.

—¿Quién eres? —insistí, mi vista se aclaraba poco a poco—. ¿E-estoy soñando?

—¿Qué? No digas tonterías y mueve el culo —La figura me empujó con fuerza haciéndome saltar del susto. Enseguida me senté y encendí mi lamparita de mesa—. Oye apaga eso, la luz quema mis ojos.

—Tobi —bufé. El chico tenía sus ojos entrecerrados y los cubría con una de sus manos, mientras con la otra levantaba las cobijas. Tenía una de sus piernas apoyada en mi cama—. Pero ¿qué estás haciendo? Casi me matas del susto —El rubio soltó una carcajada.

—Prefiero que seas tú el que muera del susto —dijo metiéndose bajo las cobijas, sin siquiera pedir permiso ¿quién se creía que era?—. Apaga la luz, por favor, Matt.

«—¿Cómo puede ser tan patético? —Me pregunté mientras veía como se arrunchaba—. Es que quién le tiene miedo a la oscuridad, es decir, estamos en el mismo cuarto —Lo miré y sentí pena ajena».

—Eres patético ¿sabías? —Tobi sacó la almohada que había bajo mi cabeza y se la puso sobre la cara—. Oye, ¿qué pasa contigo? —comencé a empujarlo hacia la orilla, no dejaría que se saliera con la suya.

—Por favor, Matt, ten piedad —dijo casi en un sollozo—. No he dormido en toda la noche y me duele la cabeza —agregó apretando la almohada contra su rostro.

—Ese no es problema mío —dejé de patearlo y le quité mi almohada, él se metió bajo las cobijas sin pensarlo—. ¿Qué crees que haces? Sigo enojado contigo, no creas que te perdonaré tan fácil.

—Pero —hizo una corta pausa y asomó su cara—. Si no he dormido bien estos días es por tu culpa —¿Mi culpa? Él era el que me había hecho daño—. Porque el hecho de pensar en que pudieras odiarme y nunca perdonarme me atormentaba —No pude evitar que mis mejillas se encendieran en un color rojo—. Seamos amigos ¿sí? —Y entonces sentí que pasaba uno de sus brazos sobre mi cuerpo, me estaba abrazando y eso me hizo sentir un poco incómodo.

—Oye, no te pases —Lo empujé y él soltó una risita—. No me vuelvas a abrazar —gruñí con el ceño fruncido—. Ni se te ocurra hacerlo de nuevo o no te volveré a hablar.

Tobi no respondió, se quedó en silencio mientras me miraba fijamente. Su mirada me intimidaba y hacía que el rojo de mis mejillas fuera cada vez más intenso, me ponía muy nervioso, y él lo sabía. «—Qué carajos le pasa —Me dije a tiempo que paseaba la habitación con mi mirada, tratando de evitar la de Tobi».

—Está bien, lo siento —dijo dándome la espalda.

—Oye —Nuevamente no respondió—. Oye, Tobi, tu cama está al lado ¿por qué insistes en dormir aquí?

—Sabes la respuesta —contestó con voz ronca—. Ahora, si no es mucha molestia, ¿podrías apagar la luz? —¿Si no es mucha molestia? Claro que lo era, qué parte de te quiero fuera no entendía.

—Está bien, quédate ahí —apagué la luz—. Yo dormiré en la tuya —Me levanté y busqué mis pantuflas con los pies.

Cuando estaba frente a la cama de Tobi, a punto de acostarme, sentí sus brazos rodeándome, pero por alguna extraña razón me sentí diferente que con su anterior abrazo. Sentí como si algo se encendiera en mi interior, sentí una chispa, como si hubiera fuegos artificiales explotando en mi pecho. «—¿Qué ha sido eso? —tragué saliva con dificultad, era incapaz de moverme, mi cuerpo no parecía responder aunque lo que más quería en ese momento era separarlo de mí, o tal vez no—. Muévete, Matt. Dile que te suelte».

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora