Narra Matt
—Entonces ¿qué quieres hacer? —preguntó Sam clavando sus penetrantes y oscuros ojos en mí—. Podemos ir a un centro comercial y ver una peli y luego salir a caminar un rato, o sentarnos a mirar el cielo o el paisaje. También podríamos ir a un parque de diversiones o a jugar bolos o billar. No sé, dime ¿qué te gustaría, Matt?
Aquel era el primer día que saldría a solas con Sam, nuestra primera cita y por fortuna el día era hermoso. El cielo estaba inundado de un azul claro y estaba despejado, un par de nubes navegaban como barcos de algodón mientras el sol pintaba de oro el agua de la fuente frente a la cual nos encontrábamos sentados. El agua era cristalina, podía ver las monedas, que simbolizaban los sueños y esperanzas que aún existen en los corazones de las personas, en el fondo. Algunas brillaban cual tesoro haciéndome imposible dejar de mirarlas.
—¿Quieres pedir un deseo, Matt? —preguntó Sam, metiendo las manos en sus bolsillos—. Yo pediré uno.
Sam sacó un par de monedas. Tomó mi mano, la abrió y puso una en ella.
—Se supone que no debería decirlo en voz alta para que se cumpla —dijo mientras miraba la moneda, levantándola en dirección al sol—. Pero me arriesgaré porque sé que puede cumplirse sin tener que pedirlo.
El pelinegro lanzó la moneda al aire, la moneda cayó sobre la palma de su mano, él la cerró, la acercó hacia su boca y la sopló mientras cerraba sus ojos.
—Deseo que Matt no se vaya de mi lado —murmuró a tiempo que abría los ojos—. Que no se vaya nunca —lanzó la moneda al agua y me miró—. ¿Crees que pueda cumplirse aunque lo haya dicho en voz alta?
No pude evitar que mi rostro estallara en un intenso color rojo, sentí mi rostro tan caliente que pensé que comenzaría a echar humo por mis orejas y por mi nariz. Sam no dejaba de mirarme, me miraba fijamente, tratando de que nuestras miradas se encontraran. No pude responder con palabras, me era imposible articularlas ya que me encontraba muy nervioso. Lo único que pude hacer fue asentir tímidamente, moviendo mi cabeza de arriba abajo.
Sam sonrió, puso una de sus manos en mi mejilla y besó mi frente.
—Eres adorable —dijo en un susurro.
—Ahora es mi turno —abrí el puño de mi mano—. ¿Tengo que decirlo en voz alta? —pregunté con mi vista clavada en la moneda.
—Sólo si sabes que puede cumplirse de todas formas —contestó él sin despegar su mirada de mí.
—Entonces —hice una corta pausa—. Deseo que las personas que quiero alcancen la felicidad —Sam miró hacia el cielo y dejó escapar una sonrisa, pero no parecía de felicidad—. Y... —volvió a clavar sus oscuros ojos en mí—. Y... d-deseo que Samuel nunca quiera que me vaya de su lado —mascullé entre dientes, me sentía un poco avergonzado al decirlo en voz alta.
—Sólo puedes pedir uno, no seas tramposo —El pelinegro se cruzó de brazos—. Así que ¿con cuál te quedas?
—Con el numero dos —iba a lanzar la moneda, pero Sam me detuvo.
—Yo quiero escucharlo otra vez —Sam no dejaría de insistir hasta hacerme repetir esas palabras cursis.
—N-no es justo. Ya lo dije, no tengo por qué estar repitiendo las cosas —El chico acercó su rostro al mío—. D-déjame tirar la moneda —se acercó aún más, podía sentir su respiración—. Y-yo —mi corazón latía cada vez más rápido, él me miraba a los ojos.
—Dilo —desvió su mirada a mis labios.
—Yo... d-deseo —lamió sus labios y no pude evitar querer besarlo.
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Desde que te soñé (Gay) TERMINADA
RomanceEsta es la historia de Matt Howerdel, un chico que se ve obligado a mudarse de casa luego de enterarse de que su madre ha encontrado un nuevo amor y quiere rehacer su vida. La idea que al principio le parece absurda, termina por ilusionarlo ya que a...