Capítulo 55

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Narra Tobi

Estaba cansado y desorientado. Todo daba vueltas, había mucho ruido, voces, autos, música... no sabría decirlo, todo llegaba como zumbidos a mis oídos. Caminé y caminé, algunas personas trataban de detenerme, me tomaban del brazo, decían cosas que no podía entender. No podía hacer más que salir a correr y huir.

Mi cabeza dolía, me detuve un momento frente a una tienda, vi su imagen, una foto de su rostro ocupaba media pantalla. Entré lentamente al establecimiento, una mesera se acercó a mí.

—¿Se encuentra bien?

El sonido comenzaba a aclararse lentamente. No despegué mi mirada del aparato, mantuve mis ojos en aquella fotografía, la cambiaron, pusieron otra, luego otra, luego una en la que salíamos juntos. Yo era sólo un niño.

—Papá.

Sentí un fuerte apretón en mi pecho.

—Dios mío, lo siento mucho —dijo la mujer mirando hacia la pantalla.

—Está bien —dirigí mi mirada hacia el piso—. Ya estaba muerto para mí.

La mujer me miró con pena y puso su mano en mi hombro, antes de que dijera otra palabra la alejé y salí corriendo.

*****

—Así que este es el nuevo.

—¿No es el que se levantó llorando anoche?

—Sí, es la nenita.

—¿Por qué una niñita rica está en nuestro bloque?

Había pasado sólo una noche en aquel infierno y ya quería salir corriendo, ya lo había arruinado, ya había firmado mi propia sentencia y sería el blanco de muchos insultos y humillaciones. En aquel momento nos encontrábamos en el patio, muchos muchachos jugaban fútbol, otros hacían ejercicio y la mayoría de ellos se encontraba formando un círculo a mi alrededor.

—Déjenlo —Julián se acercó a mí—. Le dije que no saliera sin nosotros —extendió su mano hacia mí, la tomé, el me jaló con fuerza.

Darío estaba detrás. Al verme soltó una carcajada.

—Ni bien ha llegado y ya se lo quieren follar. Manada de maricones.

—Cierra la boca imbécil, aquí nadie es maricón.

Todos comenzaron a discutir, gritaban, otros susurraban, sus voces me causaban dolor de cabeza.

—En época de guerra cualquier hueco es trinchera —rio y luego me miró—. La necesidad no discrimina, si tienes hambre comes lo que haya. Es probable que nunca salgas de este agujero y que nunca puedas estar con una chica, así que —me dio una palmada en el trasero.

Todos se mantuvieron serios y en silencio.

—Gracias por su aporte, Darío. Como siempre es inspirador —Todos reían. Julián me tomó del brazo y lo levantó—. Puede que este chico sea un llorón y un miedoso —sentía sus ojos clavados en mí—. Pero mató a su mejor amigo con sus propias manos. Lo mató estrellando su cabeza contra el suelo. A sangre fría, sin escrúpulos —mis piernas temblaban, recordé a Sam y me sentí un monstruo—. Si fue capaz de algo así, ¿creen que tendrá consideración con ustedes? Haga lo que haga ya está jodido, aquí le esperan largos años, qué más da ganarse unos más por limpiar su casa de basuras como ustedes. ¿Verdad, Tobías?

Asentí con la cabeza, lleno de temor.

—Dejando esto claro —puso su mano en mi hombro—. Demos la bienvenida a nuestro nuevo compañero.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora