Capítulo 51

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Narra Tobi

—Están pendientes del celular —dijo Sara en tanto abría la puerta.

—Ten cuidado, mamá —Matt no podía disimular su preocupación.

Sara dejó la habitación del hotel, había decidido ir sola a hablar con mi padre. Teníamos miedo, yo sólo esperaba que al menos pudiese encontrarlo sobrio, de lo contrario, no sabía qué podía llegar a pasar. Matt y yo estuvimos un buen rato en silencio, mirando a la nada, con el temor brillando en nuestros ojos.

—¿Cómo te sientes, Tobi? —El castaño al fin rompió el silencio—. ¿Pudiste dormir mejor?

—La verdad no sé —contesté echándome en la cama—. No sé lo que siento en este momento. Me siento asustado, un poco triste y preocupado, pero me siento feliz de estar con ustedes. Tu mamá es increíble, Matt.

—Es nuestra madre ahora —dijo el chico sonriendo—. Y sí, ella es genial.

—Otra razón por la cual me siento estúpido al pensar en el pasado —dejé escapar un suspiro—. Pienso en mi comportamiento, en las palabras que dije, en las bobadas que dije más bien —reí—. Era un completo idiota. Ahora veo lo equivocado que estaba respecto a ustedes, no puedo creer que me hayan perdonado tantas cosas. Yo no hubiera podido.

—Todos cometemos errores. Supongo que es algo que hace parte de nuestra naturaleza, y si perdonar también lo fuera, este sería un mejor lugar para vivir —dijo Matt—. Si las personas fuesen capaces de perdonar de corazón, las heridas del alma se curarían poco a poco. Aunque dejando marcas, eso sí, pero las marcas son necesarias para recordar, recordar es importante para no repetir los mismos errores.

—Lamentablemente la gente suele preferir guardar rencor, incluso algunas que dicen haber perdonado en el fondo siguen llenándose de malos sentimientos, recuerdan, pero no para no repetir sino para odiar —miré a Matt—. Para odiar y para buscar venganza —pensé en Sam—. ¿Has llegado a odiar a alguien, Matt?

El chico negó con la cabeza.

—¿Y tú? —Devolvió la pregunta.

—No lo sé —contesté en un murmuro—. ¿Cómo saber que odias a alguien?

—No sé —respondió Matt—. No puedo saberlo si nunca lo he sentido.

—¿Y estás seguro de que no lo has sentido nunca?

—Creo que el odiar es algo demasiado fuerte, no creo que alguien me haya hecho algo lo suficientemente malvado como para poder odiarlo.

—¿Odiarías a alguien que te miente? —Pregunté, de mi mente no sacaba la imagen de Sam—. O ¿odiarías a alguien que miente a las personas que quieres? ¿O que les hace daño? — ¿Odiaba yo a Sam?

—Odio las mentiras y que alguien le haga daño a las personas que quiero, pero creo que no es suficiente como para odiar a alguien —Matt se quedó pensativo—. Tal vez sentiría rabia hacia esas personas, pero odio —guardó silencio un instante—. Para sentir odio creo que la persona tendría que hacer algo horrible, inhumano, algo como asesinar a alguien que quiero, o torturarlo, no sé.

—¿Y si la mentira llegara al punto de hacer que la persona querida se sintiera tan mal que llegase a quitarse la vida? ¿No crees que sería como matarla?

Matt frunció el ceño.

—¿Por qué hablamos de todo eso? —contestó riendo nerviosamente.

—No sé, sólo me surgen preguntas y ya que eres el único aquí pues me toca hablar contigo.

Matt me miró con los ojos entrecerrados.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora