Narra Matt
—Buenos días. Vengo para el edificio 7B, apartamento 10 —dije en tanto sacaba el celular para escribirle a Luna que ya la estaba esperando en la recepción.
—Un momento, por favor —La mujer tomó el teléfono para avisar mi llegada—. Siga —oprimió un botón que desbloqueó la puerta.
—Gracias.
Caminé hacia el edificio de Luna, era el único conjunto de edificios que había en el pueblo. Me gustaba ir allí, pues había mucha zona verde, muchos árboles, era muy bonito. Pasé junto a la piscina, había mucha gente en ella, familias, niños jugando, parejas besándose, algunas personas pegadas del borde. Miré el agua con nostalgia y a mi mente llegaron viejos recuerdos.
—¡Matt! —escuché un grito masculino que me sacó de mis pensamientos.
Giré mi rostro y vi a Santiago acercándose a mí a toda velocidad.
—Hola, Matt —me abrazó fuertemente—. Cuánto tiempo —me apretó aún más.
—No fuiste en mi cumpleaños —Santiago me soltó y tomó un poco de distancia, sobó su nuca apenado—. Y luego que porqué quiero más a Luna.
—¿Qué? —arrancó mi maleta de mis hombros—. ¿Luna llevaría tu pesada maleta?
Santiago salió a correr y yo fui tras él, aunque era imposible alcanzarlo pues él era demasiado rápido. Recuerdo que siempre nos había representado en las competencias de atletismo contra las otras escuelas y salía triunfador, en su habitación debía tener varios trofeos por ello.
—¡Espera! —grité. No entendía cómo podía correr tan rápido en subida y cómo no se cansaba, yo ya sentía que me quedaba sin aire e incluso sin piernas—. ¡Santiago!
El pelirrojo me estaba esperando frente a la puerta del edificio. Cuando llegué la abrió y me hizo señas de que pasara. Después de recalcarme mi flojera me llevó casi a empujones hasta el apartamento, por fortuna éste estaba en el segundo piso y no tuve que subir tantas escaleras.
Santiago sacó la llave, me sonrojé al ver que todavía guardaba el llavero que yo le había regalado una navidad hace algunos años. El objeto tenía forma de guitarra y era de madera, también tenía su inicial y en la parte de abajo tenía un corazón, me sonrojé aún más al ver eso, cómo es que le había regalado algo que tuviese un corazón.
—¡Llegamos! —gritó al cruzar la puerta.
—Permiso —dije en voz baja.
—¡Matt! —Luna me vio y casi me tumba al abrazarme—. ¿Cómo te fue en el viaje?
—Bien —contesté con el rostro rojo y caliente. Miré a Santiago, quien enseguida desvió su mirada hacia otro lado.
—Ven, deja las cosas en mi cuarto —Luna me jaló del brazo—. Estaba terminando de preparar un delicioso arroz con leche —abrió la puerta, tomó mi maleta y la puso en un rincón—. Ponte cómodo, ya sabes mi casa es tu casa.
Me quité la chaqueta y la colgué detrás de la puerta de Luna. Luego me dirigí hacia la cocina.
—¿Te ayudo?
Luna negó con la cabeza.
—¡Santi! —En menos de nada el pelirrojo estaba en la puerta—. ¿Por qué no van a jugar o ver algo? Ya voy a terminar aquí. ¿Tienes hambre, Matt? —Negué con la cabeza—. Qué bueno porque el almuerzo se demora, mis padres fueron a comprar lasaña.
—Pero hay manzanas —Santiago me mostró una verde y una roja. Señalé la roja con la cabeza, acto seguido, el pelirrojo la lanzó hacia mí y luego le dio un mordisco a la que quedó en sus manos.
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Desde que te soñé (Gay) TERMINADA
RomanceEsta es la historia de Matt Howerdel, un chico que se ve obligado a mudarse de casa luego de enterarse de que su madre ha encontrado un nuevo amor y quiere rehacer su vida. La idea que al principio le parece absurda, termina por ilusionarlo ya que a...