Capítulo 7

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Narra Matt

Después de comer fui a mi cuarto a estudiar un rato, Irene me había prestado algunos de sus cuadernos para que me adelantara un poco y aunque en lo que menos quería pensar en ese momento era en el estudio, era mi deber ponerme al día. Después de desempacar mi maleta y escoger la materia con la que comenzaría, me recosté en la cama, me gustaba ponerme cómodo para leer o estudiar, y en mi opinión no había lugar más confortable.

—Luna me escribió algo —susurré para mí mismo mirando la pantalla de mi celular—. Debería contarle lo de hoy... —busqué a mi amiga en mis contactos—. Pero eso sólo haría que se preocupara... lo mejor será que no diga nada y que trate de olvidarlo un tiempo. Además, creo que Tobi no me odiará más después de ver que estoy de su lado y que me preocupo por él —dejé escapar un suspiro a tiempo que tomaba una almohada y hundía mi cara en ella.

—¿Ahora resulta que también hablas solo? —alejé la suave almohada de mi rostro y me encontré con un chico rubio junto a la puerta—. Toma, tu madre te manda esto —lanzó una mandarina hacia mí en tanto caminaba a su escritorio.

—G-gracias —dije un tanto nervioso. En mi interior estaba esperando algún tipo de amabilidad de su parte, alguna disculpa o agradecimiento—. A-amo el olor de la mandarina —agregué con la fruta pegada a mi nariz.

—Y... ¿Qué te hace pensar que me importa? —preguntó cortante. No podía entender su actitud, yo sólo intentaba hacer el ambiente un poco más agradable, pero él parecía, con cada palabra que salía de mi boca, fortalecer su especie de escudo antiMatt—. Por cierto, este fin de semana haré una fiesta. Mi padre no estará y supongo que Sara tampoco —agregó dándome la espalda al encontrarse sentado en la silla de su escritorio—. Así que como ya lo habíamos hablado, te quedarás encerrado ¿lo recuerdas? —¿Quedarme encerrado? Acaso lo de sus estúpidas y absurdas reglas ¿era cierto?—. No me mires así, ¿no recuerdas lo que acordamos el primer día? —Se levantó y giró la silla para poder mirarme.

—T-Tobi... Yo pensé que...

—¿Qué? —Me interrumpió con voz fría y cortante como el hielo—. Espera... —Una cínica sonrisa se formó en su rostro—. No me digas que... —mordió su labio inferior con diversión, en su mirada podía notar que se burlaba de mí—. No habrás pensado que por haberme ayudado iba a cambiar en algo ¿o sí? —Su pregunta hizo que mi corazón se arrugara y mi rostro lo reflejaba—. Dios... eres patético Matt. Mírate, tú y yo nunca nos podremos llevar bien, entiéndelo.

—Pero ¿qué es lo que te he hecho para que me trates así? —inquirí con la voz cargada de decepción—. Tú y yo podríamos ser buenos amigos, y deberíamos serlo ya que no sólo compartimos un aula de clase o una casa... ahora somos familia ¿por qué no puedes aceptarlo?

—¿Familia? —soltó un bufido—. Por favor, deja de decir estupideces ¿qué te hace pensar que seré tu "hermano"? —enfatizó en la palabra haciendo comillas con sus dedos—. No somos familia, ni amigos, ni compañeros, ni nada ¿no entiendes? No quiero tener que ver en nada contigo, creí que había quedado claro cuando te dije que ni me dirigieras la palabra.

—Dime por lo menos la razón. Dime ¿por qué pareces detestarme? Dímelo y te juro que no volveré a siquiera mirarte —clavé mis ojos en él. Tobi se levantó de la silla y caminó hacia mi cama.

—A ver... ¿cómo explicarlo? —Se sentó en la esquina de mi cama—. No es como que parezca que te deteste, la cosa es que simplemente te odio ¿entiendes? No soporto verte, me molesta tu presencia, tu voz es un fastidio, incluso escuchar tu respiración me saca de quicio —dijo mirándome fijamente a los ojos, con una mirada fría, podía ver su odio como llamas ardientes en sus ojos—. ¿Ha quedado claro esta vez? —agregó al ver que yo no respondía nada.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora