Capítulo 53

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Lo del gif se lo pido a todos ustedes :'v no me odien por favor.

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Narra Matt

Había salido a hacer un mandado, mi madre me había pedido que comprara un par de cosas para la cena, caminé lentamente, con mis audífonos puestos y disfrutando de mis canciones favoritas. Al volver mi madre me abordó en la escalera.

—No me dijiste que tendrías visita —dijo ella arrancando las bolsas de mis brazos.

—¿Visita? —susurré arrugando la frente.

Mi madre subió sin decir nada, subí tras ella. En la sala alguien me esperaba.

—Hola, Matt.

Se hallaba en el sofá más grande, con las piernas cruzadas y las manos entrelazadas, movía sus pies y sus dedos como si el tictac del reloj fuese un acosador, tenía prisa, era evidente.

—Hola —me acerqué y le di un pico en la mejilla—. ¿Qué haces aquí? ¿Está todo bien?

La chica agachó la cabeza, al observarla bien pude notar que no lo estaba, alrededor de sus ojos y en su nariz se asomaba tenuemente un color rojizo.

—Tengo que hablar de algo contigo, Matt —dijo poniéndose de pie—. ¿Estás ocupado?

—Podemos hablar, claro —sonreí, pero ella ni siquiera me miraba a la cara—. ¿Pasó algo con Tobi?

—¿Podemos hablar afuera? —preguntó al fin levantando su mirada hacia mí—. No quiero que nadie nos escuche. Es algo delicado.

Asentí con la cabeza y fui a avisarle a mi madre que saldría a dar una vuelta con Irene. Ella me pidió que no tardara pues Tobi no demoraría en llegar y quería que comiéramos todos. Era extraño que Tobi se hubiese ido sin avisar, no había llamado, lo único que había dejado era una nota en la que decía que iría a casa de Alexander a terminar una tarea de matemáticas.

Caminamos hasta el parque, estaba completamente desierto debido a la hora y el clima, hacía demasiado frío. Nos sentamos en una banca, miré a Irene, quien miraba hacia el cielo, estaba muy pensativa, comencé a sentirme asustado, lo que fuese que Irene me diría no tenía pinta de ser algo positivo. Estuvimos en silencio durante un par de minutos hasta que al fin ella clavó sus oscuros ojos en mí.

—Lo siento mucho, Matt —dijo mirándome fijamente a los ojos—. Sé que debí haberte dicho esto hace mucho, tal vez ya sea tarde para hacerlo y tal vez después de esto me odies y no podamos volver a ser amigos.

—¿Qué es lo que ocurre?

La chica se quedó en silencio otra vez y desvió su mirada, esta vez hacia el suelo. Mordió su labio inferior y luego volvió su mirada hacia mí.

—Sam no te quiere, Matt —sus labios temblaban—. Ha estado jugando contigo todo este tiempo —agregó con el rostro inexpresivo—. Los rumores sobre él y yo son ciertos. Hemos estado saliendo por un tiempo, él dijo que siempre había estado enamorado de mí aunque sé que no es cierto. Él no vale la pena, no es una persona que sirva para esto, él no tiene la capacidad de sentir amor, ahora lo sé.

—¿Q-qué? ¿S-Sam no me quiere? —murmuré, ella negó con la cabeza.

—Lo siento. No te mereces esto —dijo la pelinegra—. Espero puedas perdonarme, Matt.

Me levanté del banco.

—Al menos has venido a decirme la verdad.

En ese momento no sentía dolor, no sentía nada, era como si estuviera adormecido. Tal vez en el fondo sabía que todo lo que me habían dicho de Sam, todo lo malo, era cierto. Sí, en el fondo lo sabía, pero algunas veces, por más patético que sea, decidimos aferrarnos a lo que queremos sea cierto, muchas veces nos negamos a aceptar la verdad, nos negamos a aceptar que la persona que queremos, la persona que un día nos tendió su mano y nos devolvió la fe en algo, es una farsa, es una simple idealización de lo que buscamos. Es difícil aceptar que las personas no son lo que creemos o queremos que sean y que la realidad está muy lejos del sueño del que un día nos obligan a despertar.

Desde que te soñé (Gay) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora