Laberinto y el regreso de Sarah.

Capitulo 74: Una razón de ser.

En la cocina del palacio tanto cocineros como los sirvientes del palacio se encargaban de que todo estuviera extremadamente exquisito para la duquesa en su hora del almuerzo, Harolg quien había entrado a la cocina, tomo un vaso lleno de trago hasta el fondo y luego se sentó en una butaca de madera con la mirada perdida hacia los hornos de comida. 

_¿Tienes hambre?- pregunto Jefry el sirviente que le había comunicado el mensaje de Fiona.
_¡No Jefry gracias! .
_¡Te noto algo triste Harolg!
_Es que...no puedo dejar de pensar en todas las cosas que nos han pasado en todos estos años y estoy casi convencido que si no hubiera sido por que Fiona nos obliga hacer lo que ella quiere, en estos momentos estaría en la taberna bebiendo como loco y jamás hubiera traído a la humana ni a la reina Danesa al palacio.
_Tu sabes bien Harolg que cuando Fiona dice algo ese algo se cumple a capa y espada, no podemos negarnos a sus peticiones por mas ridículas que parezcan.
_¡La vida que llevamos es miserable Jefry!- dijo Harolg amargamente___ Aun recuerdo las palabras del viejo Tiburcio, el estaba tan indignado como muchos por la manera en como hemos sido tratados en este palacio, sus palabras tuvieron tanto peso en mi, que hora que el ya no esta con nosotros deberíamos hacer algo por recuperar nuestra libertad, libertad que nos fue arrebatado de las manos, debemos buscar nuestra razón de ser, si no estaremos perdido abajo estas paredes de dolor y amargura.
_¿Si pero como? Los elfos no hemos peleado en años y mucho menos contra alguien como Fiona, no te olvides de lo que le hizo a Goro.
_No me olvido de eso Jefry pero tanto como los elfos, los duendes durmientes también hemos sufrido en sus manos ¡Tenemos que hacer algo!.
_¡Estoy de acuerdo!- dijo Sirilius entrando por la puerta de la cocina.
_¿Que haces aquí? ¡Deberías estar haciendo guardia!- dijo Jefry.
_Lo siento pero no pude aguantar escuchar su conversación, pero hora que estoy aquí vengo a contarles un chisme que ni yo me lo puede creer.
_¿Que ha pasado?- pregunto Harolg mientras bebía de su trago.
_Un hada que estuvo husmeando por los aposentos de Fiona, escucho una conversación que ella tenia con uno de los sirvientes que mas acceso tiene a ella, y lo que me conto me dejo helado.
_¿Pero hombre que te dijo?- pregunto Jefry impacientemente.
_¡Que Percival el lame botas de Fiona la acaba de traicionar descaradamente!.

Harolg que tenia trago en su boca al escuchar la noticia, esculpió sin querer haciendo que todos los que estaban en la cocina lo regresaran a ver.

_¡Queeeeeee! ¿Hablas enserio? ¿Percival?- dijo Harolg anonadado.
_¡Así como escucháis!- dijo Sirilius.
_¡Pero esto no lo esperábamos!- dijo Jefry asombrado.
_Por lo que me comento la hada que escucho la conversación, parece que Percival se paso al bando de la humana que llego al Undergraund, no se como pero esa muchacha convenció al lame botas de que desistiera de su lealtad hacia Fiona, cosa que me dejo tieso por que jamás pensé que Percival seria capas de hacer tal cosa.
_¡Esto es toda una revelación!- exclamo Harolg.
_¡Ni que lo digas!- contesto Sirilius.
_¡Es que no puedo creer que Percival quien se jactaba de que era la mano derecha de esa bruja de cuarta haya hecho tal cosa!- dijo Jefry.
_Pues Fiona no esta para nada feliz con lo de Percival, así que si les comento esto es por que su conversación me intereso mucho y además Harolg tiene razón al decir que debemos hacer algo por recuperar nuestra libertad- dijo Sirilius.

En el castillo de Jareth en la habitación del rey una puerta secreta se abrió dando paso a Alfred y Aaron que habían tomado camino justos en el túnel de la entrada secreta, cuando entraron se percataron de que nadie estaba en la habitación, así que rápidamente cerraron la puerta y se aseguraron de que nadie los viera salir de hay. Caminaron por algunos minutos hasta que llegaron al salón real donde Jareth se encontraba junto con Percival y Dayla, quienes seguian discutiendo sobre Fiona, hasta que las puertas de la sala se abrieron y dieron paso a Alfred y Aaron que estaban llenos de lodo y cansados por el trayecto en el túnel.