Laberinto y el regreso de Sarah.

Capitulo 36: La leyenda de la Reina Midas

En el castillo de Aaron, Alfred y los Goblins miraban las horas del reloj como si el tiempo se hubiera detenido. Sarah quien se encontraba en su habitación seguía enfadada por lo ocurrido con Jareth.

_¡Me trata como si no fuera nadie! Se cree la gran cosa y ni siquiera me pide disculpas por lo de Toby- decía Sarah enfadada.

Alfred quien se encontraba en la sala real con los demás, miraba por una ventana el  horizonte.
_¿Saben algo? Danesa siempre me decía que Sofia era extraordinaria. Era una bruja que tenía un potencial increíblemente maravilloso, y era una mujer excepcional.
_¡Y lo fue majestad¡- dijo Hoggle___La reina Sofia amaba al prójimo y a nosotros, siempre tuvo un corazón humilde y dulce.
_Ella decía que la vida estaba llena de colores, y cada color representaba algo, pero lo que jamas olvidare de ella es aquella frase que nos inmortalizó a todos. " Mil lagrimas no compensan el dolor que se vive, pero al menos limpian y alivian el alma de aquello que te hizo sufrir"- dijo Truks.
_Sus palabras eran sabias, de ella aprendimos muchas cosas- dijo Sir Didymus.
_Esa gema tiene que estar en algún lado, pero no se por donde empezar- dijo Alfred.
_¡Majestad! Si me permite opinar, creo que la mejor solución sería si volviéramos a leer el cuento de la gema- dijo Josh.
_El libro esta en el castillo de Jareth- dijo Alfred.
_No hay de que preocuparse, aquí tenemos una estantería de cuentos infantiles, que nuestro rey tiene para los más pequeños de la manada- dijo Josh.
_¡Es verdad! Ahora que lo mencionas ese libro debe estar en la biblioteca- dijo Aaron de un salto.
_¿Y que esperamos? ¡Vamos!- dijo Hoggle.

Todos se dirigieron hacia la biblioteca y al llegar, vieron como una hermosa puerta con ornamentos increíbles de color café barniz, se abría dejando a la luz la increíble biblioteca que tenía.
Todos quedaron maravillados al verla, era algo increíble de ver, Aaron fue hasta la sección infantil y abrió la estantería, mientras que Alfred meticulosamente buscaba el título del cuento.

_¡Aquí esta!- dijo Alfred con una sonrisa.

En la inscripción decía "El cuento de la Reina de Midas".

_¿Ese es el cuento de la gema?- cuestiono Hoggle.
_Si, es el mismo que me leía mi madre cada noche- dijo Alfred sentándose en una de las mesas de la biblioteca.

Los demás lo imitaron y escucharon el relato.

El cuento de la Reina Midas.

_Cuando los dragones y brujas eran la gran controversia del mundo en el Undergraund. Un brujo llamado Wattazar, creo una gema a la que llamo "La gema de la virtud" la cual contenía virtudes que muy pocos poseían en un mundo donde los reinos buscaban el poder y la cacería de brujas aumentaba.
Una hermosa reina llamada Midas, hija de un soberano, rey de las águilas, se había enamorado perdidamente de un rey vecino llamado Bluend, que había enviudando tras la repentina muerte de su esposa. La reina Midas era dulce, amable y de hermoso espíritu, pero había un problema, ella no era una mujer que pudiera liderar a lado de un rey el cual tenía a su reino en guerra, pues ella jamás había sido educada para pelear si no para dirigir un reino.
El rey del que se había enamorado, jamas le prestó atención, pues para el ella no estaba a su altura, de esa forma la reina quedó destrozada y dolida, pues su amor por el era grande, pero a el le interesaba mas la guerra, que enamorarse de una mujer como ella.

Tan despechada quedo la reina, que un día mientras paseaba por la aldea de su reino, con los ojos rojos de tanto llorar, vio entrar a la aldea, a un hombre con capucha negra y túnica del mismo color hasta los pies. La reina miraba al hombre con incertidumbre, pues no lo conocía, no sabía quien era el, hasta que decidió ir hablar con el, pero el hombre en un pestañar de ojos desapareció de su vista y al no poderlo encontrar, la reina decidió regresar al castillo, pero en eso vio tirado en el suelo una pequeño funda aterciopelada color cafe, el cual contenía algo en su interior.

La reina al ver que nadie lo venía a reclamar, tomo la funda y la abrió; para su bella sorpresa se encontró dentro de ella una hermosa gema, de color azul marino, era tan hermosa que la luz de sol la hacía brillar aun mas de lo normal. La reina quedo tan maravillada con la gema, que se la guardo en su vestido y en eso escuchó una voz que le decía: "Cuídalo y dale un buen uso", con esas palabras sin saber de donde provenían, la reina regreso al castillo sin decir ni una sola palabra sobre lo que había encontrado.

Tiempo después el padre de la reina muere, y ella siendo una mujer sin marido, no podían dejar que gobernara sola, pero lo que mucha gente no sabían, era que la gema que tenía en su poder, le daría sus días de gloria a la reina Midas. Cuando los demás reinos se quisieron alzar en su contra, algo increíble paso, la reina quien llevaba en su cuello colgado, la gema de la virtud, se veía tan segura de si misma y tan fuerte, que con grandes tropas y armas, protegió su castillo de toda amenaza, intentaron pelear contra ella pero perdieron la batalla, pues la gema le había otorgado tanto poder, que lo que ella jamás había aprendido en su vida, que era usar una espada, ahora era diestra en eso y podía defenderse sin ningún problema.

El pueblo estaba atónito, ¿Como era posible que una mujer pudiera dirigir un reino tan grande sin un rey?- decía una mujer del pueblo.
Pero la reina llena del poder de la gema, se presento ante el pueblo y a los demás reinos y dijo:

"Yo no me creo ni mas ni menos que nadie, solo soy una simple mujer que defiende su hogar, así como lo hizo mi padre, pueden creer lo que queráis , pero mientras yo este con vida este reino no morirá de hambre.

Con aquellas palabras el pueblo y los otros reinos quienes estaban en contra de que ella reinara sola, la aplaudieron con gran ovación, y viendo su firmeza y gran poder, los demás reinos tuvieron que poner fin a la batalla.

Después de tanto tiempo reinando sola y dándole al reino de su padre, sus días de gloria, antes de morir, oculto la gema, en un lugar donde los días eran lentos y la magia casi inexistente, de esa forma se aseguro que nadie obtuviera la gema, para que no cayera en manos inadecuadas, sin ser digno o digna de ella.