-¡Silencio! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta, el sol!- Gritó a pleno pulmón agitando la mano para añadirle algo más de énfasis-.
Alba no pudo evitar reir desde el balcón y negar con la cabeza, escondiendo la vergüenza en un sorbo de su taza de café. Tenía que reconocer que aquel desayuno le había resultado mas corto que nunca y eso que ella era de las que se saltaba el desayuno porque no consideraba una pérdida de tiempo. La morena seguía mirándola desde abajo, quitándose la chaqueta con su elegancia habitual para subirse en el coche de nuevo. No era de esas a las que le gustaba dar el espectáculo, así que tomó el teléfono y se decidió a llamar a Alba.
-¿Cómo se te ocurre salir al balcón con ese camisón?-gruñó la morena-.
-Hace calor- Dijo con tono ronco-. Deberías irte ya si no quieres llegar tarde.
-La verdad es que ahora mismo no tengo ningún motivo para ir a la oficina- gruñó la morena-.
-Tengo una propuesta- paladeó despacio-. Vas a la oficina y yo preparo una sorpresa.
-¿Qué sorpresa?- inquirió Natalia-.
-Tendrás que ir a la oficina si quieres descubrirla- Alba le guiñó el ojo-. Y ahora si me disculpas, me voy a la ducha porque no soporto más este calor infernal- se despidió colgando la llamada-.
Alba dejó el teléfono sobre la mesa de la terraza y sin quitar los ojos de Natalia se deshizo del camisón, quedándose por unos segundos completamente desnuda a la vista de todo el mundo. Natalia se mojó los labios ante esa imagen y tomó aire, era demasiado temprano para una provocación como aquella, aunque el espejismo duró poco, pues Alba enseguida se escondió tras la puerta muerta de la risa por aquella travesura.
Ninguna de las dos estaba llevando bien aquella situación, aunque no lo dijeran de una manera abierta. Temían lo que pudiera pasar si hablaban de ello, así que preferían sobrellevarla, aunque a veces fuera una pesada carga. Natalia se sentía culpable al no poder paliar el sufrimiento de Alba, por no haber sido capaz de protegerla cuando todas las piedras cayeron sobre su tejado. Sin embargo, lo que más la mortificaba, era que la desesperanza de Alba terminara hundiéndola por completo y que ella no pudiera hacer nada para evitarlo. Para Alba la situación era muy distinta. La culpa con la que convivía se había vuelto una enemiga íntima. Había sido cómplice de sus propios demonios y ahora que pretendía salir de las sombras para respirar, se había dado cuenta que la realidad era mucho más devastadora, pues todo el peso de sus decisiones, se habían convertido en metralla.
Odiaba despedirse de Natalia, poco importaba que fueran a encontrarse en unas horas. Cada vez que se separaban, sentía un escalofrío recorrerle el cuerpo y el aire no le llegaba a los pulmones. Tenía verdadero pánico de que toda esa situación pudiera con ellas, de que la brecha que ella había abierto en la familia fuera insalvable. Todo le resultaba tan doloroso que solo quería escapar de esos pensamientos y la forma más rápida estaba encima de la mesa de café. Ese dichoso puzle la miraba como esperando que lo resolviera, retándola con todas sus estúpidas piezas, esas a las que por mas vueltas que le había dado, no encajaban por ningún lado.
Se sirvió otro café para aclarar las ideas y fue esparciendo las piezas por la mesa buscando las posibles combinaciones. Lo cierto es que aquella no era una destreza que dominase, ni siquiera recordaba haber completado alguno vez uno de esos. Intentó buscar los comienzos de las esquinas, pero todas las piezas eran demasiado parecidas. Después de un buen rato, mareando las piezas, apartó la caja de malos modos y se sirvió un vodka. Necesitaba algo mas fuerte para concentrarse. No lo entendía, ella era una mujer resolutiva, con una mente brillante, ¿Por qué aquel puzle la estaba dejando como a cualquier idiota?
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Una droga de diseño
FanfictionLa vida, un sorprendente y continuo sin sentido... Natalia y Alba se conocen prácticamente desde que nacieron, siempre han sido unas fieles compañeras de vida. De risas y llantos, de luces y sombras, de buenos y malos momentos. Entre ellas todo flu...