Ya había perdido la cuenta de los te quiero que se habían dicho, de las veces que habían hecho el amor y hasta del día en el que estaban. Cuando se miraban la una a la otra, el mundo dejaba de girar, el reloj les daba una tregua y ese instante les pertenecía por completo. Habían recorrido los rincones más atractivos de Cadaqués, como la Casa de Salvador Dalí o la iglesia de Santa María y su mirador y se habían dejado embrujar por sus encantos. Aunque sin duda lo que más las había sorprendido de su luna de miel es que era la primera vez que no ponían tierra de por medio.
Empezaba a refrescar en la playa, así que Alba agradeció sentir como le colocaba por encima su camisa y la abrazaba por la espalda. Le correspondía entrelazando sus manos y dejándole un tierno beso en sus labios que prolongo de nuevo cuando la morena se separó, como todos, le sabían a poco.
-No estamos solas- le recordó Natalia-.
-Se irán pronto- Le aseguró Alba-. Los que vienen aquí lo hacen por que lo hicieron Dalí, Lorca y Buñuel y quieren sentirse parte de la historia. Como si seguir los pasos de quienes siempre nos acompañaran sirviera de algo, como si eso te llevase a subir un peldaño más.
-¿Y por que estamos nosotras aquí?- Natalia le pasó la mano por la cintura y la pegó a su cuerpo-.
-Por que se habían acabado los billetes al fin del mundo- Alba le pasó las manos por el cuello y la besó despacio-.
-Así que este era nuestro destino- Natalia profundizó el beso disfrutando de como Alba la acogía entre sus labios-.
-Siempre lo fue- Alba asintió en voz baja-, es solo que nos gusta jugar rematadamente duro- aquello lo dijo con la voz ronca y mordiéndole el labio-. Además, no podemos quedarnos aquí eternamente.
-Puedo hacer una oferta por la casa- Le sugirió Natalia-.
-Y no quiero quedarme aquí eternamente- Alba sonrió-. No hay que parar el tiempo, sino vivir el momento y eso es justo lo que estamos haciendo. Aunque- metió la mano por la braguita de baño de Natalia y tiró de ella con rapidez-, podrías quitarme la sal en esa bañera gigante. He oído que lo dulce es lo más efectivo y lo más dulce que conozco, eres tú.
-Te quiero- Natalia le besó la frente-.
Volvieron a la casa disfrutando del paseo, agarradas de la mano, flotando en aquella inmensa felicidad que las hacía sentirse las personas mas afortunadas del mundo. Se apoyaban contra el brazo de la otra, se besaban, jugaban a tocarse las manos con códigos secretos que solo ellas entendían y permanecían mirándose en silencio hasta que se aventuraban a los besos o rompían a reír a carcajadas.
-Ha sido como vivir dentro de un anuncio- confesó Alba cuando llegaron a la casa, adelantándose para servir dos copas de vino-. Nunca imaginé que viviríamos todo esto, que las cosas se darían así, jamás pensé en nosotras en estos términos y ahora...no puedo creerlo- no podía contener la emoción de sus ojos-.
-Si- Natalia aceptó la copa-, yo me he pellizcado varias veces por si solo era un sueño. Pero estamos aquí, juntas y nos hemos casado- Le tomó la mano y la entrelazó, haciendo que los metales de sus dedos se rozasen-.
-Nunca imaginé que llegaríamos hasta aquí- reconoció Alba-. Siempre me conformé con una parte y ahora es...como estar en un buffet libre y no saber ni por dónde empezar. ¡Nat, nos hemos casado! - gritó emocionada-.
-Lo hemos hecho- Natalia asintió sonriendo ampliamente-. El vino es un comienzo, ¿no? - hizo chocar las copas-.
-Un vino que le has robado a tu padre del botellero- Inquirió Alba-. ¿Qué? - se encogió de hombros-, a mí no me engañas.
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Una droga de diseño
FanficLa vida, un sorprendente y continuo sin sentido... Natalia y Alba se conocen prácticamente desde que nacieron, siempre han sido unas fieles compañeras de vida. De risas y llantos, de luces y sombras, de buenos y malos momentos. Entre ellas todo flu...