Dicen que hacer una maleta es un proceso reflexivo mucho más profundo, que llenar un baúl de prendas de colores con una buena combinación. Significa aventurarse y dar un paso al frente, sin olvidar quién eres. Mientras doblaba el jersey cuidadosamente y lo colocaba sobre otros tanto, Natalia tenía que reconocer que había hecho el equipaje mas veces de las que se atrevía a contar y que aquella, ya era una tarea mecanizada. Razón por la que la había dejado para el último momento. Intentaba meter las prendas con rapidez y sin hacer mucho ruido, solo con la ayuda de la luz del vestidor para evitar despertar a Alba que dormía plácidamente. Sin embargo, fue mirarla y soltar un suspiro. Ni siquiera había terminado el equipaje y ya la echaba de menos, como tantas otras veces.
Reconocía que aquellos días de aventuras con su familia ayudarían a que sus relaciones mejorasen y las tiranteces quedaran atrás, pero no se sentía cómoda con el hecho de hacerla a un lado. Esa fue la razón por la que decidió mimarla en su último desayuno hasta dentro de tres días, para que su ausencia no fuera tan notoria, que la tratasen tan solo como una simple coma. Bajó a la cocina, cargó la cafetera italiana y mientras el calor hacía su trabajo, preparó una especie de tostada francesa solo que modificada en su versión croissant con crema de chocolate y fresas, una de las combinaciones favoritas de Alba, para darle un toque especial.
-Tienes que empaparlo más- se sobresaltó después de tanto tiempo en silencio-. Es hojaldre.
-¡Joder Elena!- se llevó la mano al pecho y soltó un gruñido al ver como la pinza se le había escapado de la mano y parte de la mezcla había acabado en la encimera-. ¿Qué tal si la próxima vez carraspeas antes de hablar? - inquirió limpiándose las manos con un trapo-.
-Eres tú quien me ha despertado- Elena se mordió el labio-, haces demasiado ruido. Y eso se está quemando.
-¡Maldita sea!- se quejó Natalia cuando una parte se le rompió, intentando salvar el resto de su elaboración con la máxima rapidez-. En la receta ponía cuatro minutos por cada lado- señaló el libro-.
-La has empapado demasiado- le aseguró su hermana-. Esa ya no sirve.
-He seguido la receta- insistió Natalia-.
-Si quieres te ayudo- se llevó algunas fresas a la boca con gesto juguetón-.
-Se supone que esto es un desayuno romántico- Natalia hizo un gesto con los dedos de unión-. Y que en el romanticismo no está muy aceptado eso de que terceros entren en la ecuación.
-Será nuestro secreto- Elena le guiñó el ojo-. Además, me muero de hambre y me da curiosidad que tan creativa puedes llegar a ser hermanita.
Pese a que no estaba muy convencida, terminó aceptando la ayuda de Elena, ya que era la manera mas sencilla de reconducir la situación. Elena introdujo los ingredientes de la mezcla dejando claro que tenían su orden y cortó varias rebanadas de pan brioche todas del mismo tamaño como su hubiera sacado una regla para que no hubiera ni el más mínimo error en las dimensiones y las empapó, bajo la atenta mirada de su hermana, que percibió su inquietud. Llevaban mas de dos semanas viviendo juntas y Elena lo primero que hacía al salir de la cama era prepararse un chocolate caliente. Infusionaba la leche introducía el chocolate y removía la mezcla. Natalia había aprendido a interpretar los cambios en su comportamiento, sus silencios, el tono de sus palabras y hasta la postura de su cuerpo, por eso se aventuró a hacer de hermana mayor.
-¿Crees que me saldrá tan apetecible como esa?- Natalia dejó caer el pan en la sartén con cuidado-.
-No hay nada que se te de mal, así que quizás estés cerca- Elena sonrió-.
-Puedes contármelo- Natalia le dio la vuelta a la tostada con una destreza desconocida para ella-.
-¿Qué exactamente?- le preguntó Elena frunciendo el ceño-.
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Una droga de diseño
Fiksi PenggemarLa vida, un sorprendente y continuo sin sentido... Natalia y Alba se conocen prácticamente desde que nacieron, siempre han sido unas fieles compañeras de vida. De risas y llantos, de luces y sombras, de buenos y malos momentos. Entre ellas todo flu...