Wild and Sweet

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Llevaba con aquel día marcado en el calendario desde hacía algunos meses, así que en cuanto sonó la alarma del despertador, se levantó de un salto de la cama, haciendo de toda su fuerza de voluntad para contener la emoción. Torció el gesto para mirar a Natalia que dormía plácidamente ahora acomodándose en su hueco de la cama y se mordió el labio. Suspiró y le acarició delicadamente la línea de la mandíbula al mismo tiempo que dejaba un beso en su mejilla.

-Buenos días, mi amor- le acarició la mejilla con la punta de la nariz-.

-Umm- se desperezó un poco-.

-Nat- le susurró-, necesito ir al baño y preparar el desayuno.

-Solo un poco más- le rogó con voz tomada-.

-No me puedo quedar mi amor- Alba enterró la mano en su pelo-, llego tarde.

-Por favor- Natalia abrió los ojos haciendo un puchero-.

-No utilices tu mirada de fuente de los deseos- gruñó Alba-. Es jugar sucio.

-Siempre te ha gustado sucio- Se mordió el labio-.

-No llego- bufó Alba mirando el reloj-. Nos vemos en la agencia- la besó en los labios-.

-¡Alba, que no me he lavado los dientes!- se quejó Natalia-.

La rubia se vistió a toda prisa, bajó las escaleras con los tacones en la mano y preparó el desayuno. Le había pedido a Santiago que apoyase a Natalia en su ausencia, después de los últimos acontecimientos no quería dejarla sola, pero tampoco agobiarla ni que se sintiera vigilada. Santi era muy orgánico y era su hermano, que los dos acercaran posturas no era tan descabellado, a fin de cuentas, también tenían que ponerse al día y aquella era una oportunidad de oro.

-Me has mandado una lista interminable- se quejó Santi-, he leído trilogías de una extensión más reducida. ¿Es el manual de instrucciones de mi hermana? - Se burló-.

-Como me jodas la sorpresa te cortos los huevos y te los hago comer en un coctel con guacamole y rábano picante- le advirtió mientras firmaba la nota romántica que acababa de escribir en un papel-. ¿Recuerdas lo que tienes que hacer?- sonrió metiéndola en un sobre-.

-Ser tu pero sin la parte pervertida, que entre hermanos da grima- Santi asintió-.

-No se que te vio Alvarito para caer rendido con ese humor tan pésimo- Alba rodó los ojos-.

-Dijimos que no querías los detalles morbosos- se burló Santi-.

-Cuídala- le ordenó Alba-. Y ven ya a desayunar, coño.

-¡Que estoy de camino!- elevó la voz-. Que marcaje.

-Llegas tarde- le recordó Alba-. Te dije a en punto y son y diez.

-Hay un fenómeno matutino que se llama tráfico- inquirió Santiago-. Corresponde a una aglomeración de coches en ciertas franjas horarias ocasionada por la afluencia de personas en el mismo espacio compartido.

-No te soporto- se quejó Alba-.

-Anda abre- dijo en voz baja-, que huele toda la entrada a café recién hecho.

-Hay que venir desayunado de casa, Santino- Alba le abrió la puerta con el ceño fruncido-.

-He cerrado conciertos a unas horas menos intempestivas que estas- Santi le besó la mejilla-. Buenos días, cuñadita. Estás muy...elegante- le hizo un repaso rápido-. Tambien has hecho zumo.

-Para tu hermana- le quitó el vaso antes de que se lo tomara-. ¡Está la nevera llena, coge lo que quieras!

-Soy tu cuñado preferido- le recordó moviendo las cejas-. Debería tener mi propio zumo. Además, la falta de nutrientes podría hacer que se me escapara cierta información que ambos sabemos que debo mantener bajo llave por el bien de tu sorpresa secreta.

Una droga de diseñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora