Todas las noches son iguales, es la compañía lo que las haces especiales. No se trata del lugar donde estés, sino con quien estés ahí. Uno nunca recuerda todos los lugares que visita, pero si la típica foto en la torre de Pisa sujetando con un dedo el monumento, ese atardecer donde el sol caía bajo la sombra de los besos o ese concierto donde no mirábamos al cantante y la música nos daba igual porque estábamos mas ocupados viendo su inconmensurable sonrisa emocionada brillar por encima de cualquier otra cosa. Habían estado brindando por un montón de objetivos absurdos y ahora jugaban a aguantarse la mirada sin reír ni desviarla mientras se hacían burlas para que la otra fallara. Parecía que el tiempo no había pasado porque esas eran las chiquilladas de siempre. Alba negaba con la cabeza mientras veía a Natalia separar el maiz frito del resto de frutos secos que les habían puesto como aperitivo con una concentración pasmosa. Era obvio que estaba nerviosa, posiblemente sobrepasada por los recuerdos y desbordada por el reencuentro, tratando de masticar cada suceso sin atragantarse, pero con un doloroso ardor de estómago que no deparaba nada bueno. Los excesos siempre terminan pagándose.
-Cuando te quedes sin maíz frito no tendrás más remedio que hablar conmigo- inquirió la rubia dándole un sorbo a su copa-.
-Ya sabes que odio los finales de fiesta- Natalia se encogió de hombros escudándose en su copa-. Y estoy segura de que la camarera estará encantada de darme unas gominolas- dijo con una sonrisa nerviosa-.
-Eso no quiere decir que la fiesta termine aquí- Alba se mordió el labio con coquetería-. A no ser, que quieras que así sea.
-¿Me dejarías irme a casa sin mas?- inquirió apoyando los codos en la mesa-.
-Si te vas sola- matizó Alba-, si.
-Así que pretendes que duerma sola- ahora fue Natalia quien adoptó una posición dominante apoyando los codos en la mesa-. ¿Y qué hay de ti?- dio un largo trago a su copa-.
-Naturalmente si no quieres que duerma contigo- se mordió el labio-, tendré que hacerlo en otro sitio.
-¿Con tu jinete de rodeo?- le clavó la mirada con recelo-.
-No necesariamente- Alba sonrió sabiendo que tenía a Natalia justo donde quería-.
La sombra de la duda hizo que Natalia sintiera un pinchazo en el pecho. Era consciente de que aquel día llegaría a su fin y tenía que haberlo hecho horas antes, pero la necesidad de recuperar el tiempo perdido la dominaba y solo quería apurar ese instante un poco más hasta que el reloj diese tantas vueltas que las horas no le supieran vacías ni el tiempo el duelo del sol y la noche en un nuevo día. El solo hecho de pensar que Alba pudiera repetir lo mismo que había estado haciendo con ella en compañía de Christian, le provocó nauseas y una agónica sensación que no la dejaba respirar. ¿Y si al final se daban cuenta de que no se necesitaban tanto como creían? ¿Y si su amor no había sobrevivido al tiempo? ¿Y si el destino nunca fue suyo? No podía soportarlo. Alba inspeccionaba cada mueca de su rostro a falta de palabras y aunque Natalia escondía bastante bien sus emociones, la angustia en sus ojos se reflejaba en todas partes. Esa sensación agónica la traspasó como cien puñales clavados en el alma, dejándola tan destrozada que no tuvo mas remedio que ponerse en pie y acercarse rápidamente hacia la morena en busca de refugio, siendo consciente de que el calor de sus cuerpos y la compañía bastaban por ahora para no dejar que los fantasmas empañaran su reencuentro. Alba le pasó las manos por la cintura y Natalia le acarició la espalda, apoyando la barbilla sobre su cabeza y lanzando un gran suspiro. Alba se mantuvo con la vista clavada en sus manos entrelazadas, parecían una auténtica obra de arte, encajaban tan bien, el tono de su piel complementaba y daba matices a la unión y sus dedos encajados entre los huecos de momento, cubrían las heridas, aunque no bastaran para dar con la cura.
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Una droga de diseño
FanfictionLa vida, un sorprendente y continuo sin sentido... Natalia y Alba se conocen prácticamente desde que nacieron, siempre han sido unas fieles compañeras de vida. De risas y llantos, de luces y sombras, de buenos y malos momentos. Entre ellas todo flu...