Desde pequeños nos enseñan una serie de reglas, la vida viene con una serie de directrices que debemos cumplir si no queremos problemas. Al principio no las entendemos y conforme pasa el tiempo, esa sensación tampoco cambia, pero nos decimos a nosotros mismos que tenemos el control porque sentirnos a la deriva, es devastador. Seguimos un plan, nos aventuramos al ensayo-error y en todo ese proceso, nos perdemos. Nos desdibujamos buscando la perfección, los ángulos rectos, el camino correcto porque cuando queremos simplemente dar un paseo simplemente nos quedamos paralizados, temerosos de que cruzar la línea pueda hacer que todo salte por los aires.
Alba se había decidido por los temas superficiales para romper el hielo con su hermana, aunque le estaba resultando mas complicado de lo que pensaba. Marina estaba cerrada en banda, como si intentara analizar que pretendía con aquel acercamiento, como si estuviera en una sala de interrogatorios en la que cualquier cosa que dijera pudiera ser su sentencia. Alba era consciente de que debía ser la primera en hablar, Marina siempre esperaba a que ella moviera ficha desde niña y en esa ocasión, su estrategia no cambiaría.
-Lo entiendo- Alba tomó aire-. Se lo que es...sentir que la tierra te engulle bajo tus pies- se metió una cuchara de helado en la boca-. Puede que parezca el fin del mundo, pero no lo es- le aseguró-. Ese cabrón esquivo, se hace mas de rogar de lo que parece- le dedicó una media sonrisa-. Marina- volvió a tomar aire-.
-Ya lo sé- gruñó Marina-. No hace falta que me lo repitas. No tenía que haberlo hecho, soy una cabeza hueca y todo eso que ya me has repetido más de una vez- tiró el helado a la papelera-.
-Me da igual en la cama de quien te metas- confesó Alba-, eso es asunto tuyo. Casado, soltero, abuelo modernillo, fetichista de los disfraces, ya eres mayorcita para saber lo que haces. Lo que no puedes hacer es tirar la piedra y esconder la mano porque en esta vida, si no mantienes la apuesta, estás perdida. ¿Por qué agachar la cabeza como si hubieras cometido un crimen? - inquirió mordiéndose el labio-.
-No quiero seguir hablando de esto- Marina apretó los dientes-. Y mucho menos, contigo.
-Por suerte o por desgracia, nadie se muere de amor- Reconoció Alba-, aunque parezca que nos ha pasado un tren por encima.
-Eso es porque tu nunca te has enamorado- Marina la miró a los ojos-. Cuando te enamoras solo quieres estar con esa persona, todo lo demás te da igual. Tu solo te quieres a ti misma, en tu vida no hay espacio para nadie más, así que no puedes saber como me siento ni darme lecciones de comportamiento.
-Vacía- Alba se apartó un poco-, como si tuvieras un puto agujero negro en el pecho. Como si cada sensación que te atraviesa el cuerpo no fuera mas que espuma, una insípida bruma, como si vivieras cada segundo atrapada dentro de una burbuja en la que nada late, donde nada se inmuta, donde todo se repite una y otra vez. Al principio gritas, pero luego te acostumbras al eco de tu propia voz y dejas de hacerlo. Con el tiempo terminas por odiarla, solo quieres que pare y cuando la acallas, cuando el silencio es todo lo que te queda, te abrazas a ese vacío esperando que tarde o temprano, te consuma por completo. Todos sufrimos en esta vida Marina, no te hagas la mártir por una pequeña herida. El amor es como la adicción, quieras o no al final caes en el juego. No medimos si el cariño es malo o bueno, lo tomamos, sin importarnos de que esté hecho. Unas veces lo disfrutas y otras, supuras veneno. Para dar con un amor a la altura, uno por el que merezca la pena el sacrificio, hay que apostar muchas veces. Y cuanto mas lo busques, mas esquivo se vuelve. Cuando mendigamos cariño, terminamos conformándonos con cualquier cosa sin criterio alguno, como un yonqui que necesita su dosis. El placer es inmenso, pero el sufrimiento también.
-¡Iba a dejar a su mujer!- espetó Marina derramando alguna lágrima-. Me estás tratando como a una estúpida y no lo soy. Todo era cuestión de tiempo. La iba a dejar...-sollozó-, me lo prometió.
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Una droga de diseño
FanficLa vida, un sorprendente y continuo sin sentido... Natalia y Alba se conocen prácticamente desde que nacieron, siempre han sido unas fieles compañeras de vida. De risas y llantos, de luces y sombras, de buenos y malos momentos. Entre ellas todo flu...