Una droga de diseño

Óleo sobre lienzo

¿Es verdad que el amor da sentido a la vida? El amor en sí mismo, ¿tiene un sentido? Amar y ser amados son dos sentimientos que anhelamos en algún momento. El filósofo alemán Erich Fromm dice que el amor es el impulso más poderoso del ser humano. Que representa una fuerza que tiene la capacidad de sostener nuestra completa existencia. Da autentico pánico solo de pensarlo. Pero la verdadera pregunta, no es el sentido del amor o de la vida, sino, ¿por qué deseamos amar?

Alba había intentado responder a esa pregunta desde todos los ángulos posibles. El deseo queda socialmente mal visto y la necesidad de amar también, ya que te condena a una existencia desesperada. Ella no es que fuera muy cariñosa. No solía abrazar ni a su madre ni a su hermana, ni mucho menos al infeliz de su padre. Con las pocas amigas que tenía no era demasiado efusiva y tampoco había escuchado cuentos o había recibido besos de buenas noches.

-Tenía previsto hacerte dibujar en alguna sesión- carraspeó una voz conocida tras ella-.

-¿Iván?- Alba se dio la vuelta completamente sorprendida-. ¿Qué diablos haces tú aquí? - le clavó la mirada-. Recuerdo haber llamado a tu secretaria para reprogramar nuestra cita.

-Después de todo lo que hemos vivido juntos- Iván tomó aire-, ¿solo soy una fecha en una agenda?- le preguntó con cierto tono jocoso-.

-Eres demasiado sensible para ser psicólogo- Alba rodó los ojos-.

-¿Qué pasaría si fuera al revés?- se mordió el labio al plantearle la cuestión-. Si yo cancelase nuestra cita, no te lo tomarías nada bien.

-¿Qué quieres?- Alba se cruzó de brazos-. ¿Una compensación? - la estaba poniendo nerviosa el hecho de que se mantuviera en silencio-. ¿Es por la falta de estímulos? - frunció el ceño-. Echas de menos mis desafíos- se mordió el labio-.

-Nunca has faltado a ninguna sesión- Iván la miró a los ojos-. Es la primera vez. Cuando te apuñalaron, fui a tu hospital. Y dado que no estás enferma ni impedida, me gustaría saber el motivo.

-Te entiendo- Alba sonrió-, no soportas que te alteren la agenda. En eso somos iguales. A veces pasa. Supongo que debes ser más pragmático o decidirte por algún hobbie que no sea abordar pacientes e interrogarlos.

-¿Por qué no me invitas a un café?- Le sugirió Iván-. Me he tomado el día libre, así que tengo todo el tiempo del mundo.

-Podría hacer que mis chicos de seguridad te echasen- le advirtió Alba-.

-Eso sería realmente desconsiderado- Se burló Iván-, sobre todo teniendo en cuenta que somos amigos.

-¿Eso no va contra el código de los psicólogos?- Inquirió Alba-. Supongo que dentro del apartado de no acosar pacientes. Igual catalogado como letra pequeña. Seguro que te la saltaste.

-¿Vas a salirme con eso de que tu siempre has seguido las reglas?- Inquirió Iván-.

Aarg, eres insufrible- Alba rodó los ojos-. Está bien, tu ganas. Una hora, ni un minuto más- le apuntó con el dedo-. Sígueme, iremos al despacho.

-Prefiero un sitio en el que te sientas cómoda- Iván usó tono dulce-. El taller o como sea que llames al sitio donde pintas o te sientes especial.

-Que considerado- Alba negó con la cabeza-.

-Cancelaste nuestra cita cuatro días antes- le recordó Iván-. No te ha surgido ningún imprevisto ni tampoco la olvidaste.

Iván la observaba preparar café. Alba no decía nada, simplemente mantenía una postura hermética y preparaba el brebaje siguiendo todos los pasos. Casi como si fuera un ritual. El lugar estaba bastante limpio y ordenado, para ser una estancia dedicada a la libertad total de pensamientos e ideas. Había algunos blocs apilados sobre un taburete, en un complicado equilibrio, un pañuelo manchado de pintura en el suelo y todo sea dicho, alguna que otra sustancia de bajos países, a medio consumir sobre el cenicero. Además, el pelo de Alba estaba manchado de pintura, probablemente por algún descuido del que no se había percatado.