Capítulo 36

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Varios días después ya está recuperado físicamente. De madrugada los soldados de Jäger llevan a Thomas hasta un centro de exterminio.

Lo envían a recoger la ropa de los prisioneros asesinados en la cámara de gas, ya que justamente había sido utilizada la noche anterior. Mientras agarra los uniformes con rayas ve que cada uno tiene un número de identificación escrito en la tela. Thomas va mostrando cada uniforme a un soldado y este lo confirma con una lista.

Thomas está muy triste haciendo esta tarea. Al terminar se queda viendo a la puerta que está abierta. Él ve los arañazos de las víctimas en el desespero por salir al ser gaseados. Thomas se acerca y toca las marcas. De pronto un soldado lo empuja adentro y encierra la puerta. Thomas se desespera y comienza a golpear y a gritar.

—¡Sáquenme de aquí! —Golpea una y otra vez la puerta—

Puede escuchar a los soldados reírse desde el otro lado. Él se desespera y con las manos se cubre la nariz y boca para evitar respirar los residuos del gas.

Escucha que abren un ducto en el techo. Thomas corre a ver.

—Buenos días, Thomas —Jäger sonríe—

—Sácame de aquí... ¡Sácame de aquí! —Grita molesto—

—¿Y tus modales señor Benton?

—Por favor, Capitán

Jäger se queda mirando a la distancia, luego mira a Thomas por el ducto.

—No me convence —Se coloca una máscara antigás—

En ese momento se apagan las luces dentro de la cámara. Thomas se pone ansioso.

—No estaría mal hacer prueba de nuestro nuevo gas —Mete algo por el ducto y lo activa—

—¡No por favor!... ¡No!

Jäger arroja un humo al interior de la cámara y cierra la tapa del ducto. Thomas se asusta y corre hasta la puerta con la nariz y boca tapada. Golpea varias veces dando patadas en un intento de romper la puerta de acero. Al no tener escapatoria se tira al suelo a llorar.

Luego abren la puerta y Thomas sale llorando. Escucha a Jäger riéndose a carcajadas.

—Que llorón y cobarde eres... Solo era una bomba de humo —Sigue riéndose— ¿Crees que te voy a matar luego de ese trato?... Yo no quiero que Schneider me corte las pelotas... Levántate, tienes otra tarea

Jäger, Thomas y los tres soldados van caminando por el centro de exterminio. Thomas ve como hay montañas de pertenencias de las víctimas, donde prisioneros se encargan de dividir que se utiliza y que se va a quemar.

Siguen caminando, Thomas se tapa la nariz por el inmenso mal olor que sale por las chimeneas.

—¿Hueles eso?... Es el olor a la impureza del infrahumano... Esos son el primer grupo de prisioneros que matamos ayer, aún quedan los de anoche que son estos que están al lado

Thomas ve como prisioneros y soldados meten pinzas en las bocas a los fallecidos para quitarles los dientes de oro y las amalgamas para guardarlas en contenedores. Ve otros cortarles el cabello y también guardarlos.

—Todo ese oro extraído se funde y se deposita en las cuentas bancarias de la SS... El cabello lo compran empresas privadas para hacer productos... Aquí cada cosa no se desperdicia

Los cinco salen del centro y van a la zona donde están las fosas. Thomas ve prisioneros siendo custodiados mientras excavan una fosa nueva.

—Hoy en la tarde nos van a traer un tren con cadáveres y como los hornos están ocupados los vamos a meter aquí —Agarra una pala y se la tira a Thomas— Los vas a ayudar

Warrior LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora