Al día siguiente, Diana aprovecha que Thomas se ha distraído cuidando a Ray y saca el frasco de pastillas de su maleta. Ella lo mete dentro de una mochila y lo esconde en el armario de su habitación.
Durante el mediodía, Diana sube a su habitación y encuentra a Ray durmiendo la siesta junto con Thomas.
—Voy a salir
—¿A dónde vas?
—A dar una vuelta a solas
Thomas se levanta de la cama.
—¿Irte sola?... ¿No quieres que alguien te acompañe?
—No... no... Necesito este tiempo para mi
—Está bien, pero no llegues muy tarde
Diana se acerca donde Ray y le acaricia el rostro.
<<Mi amor, te amo con todo mi corazón... Perdóname por no ser la mejor madre, pero hay cosas en la vida que duelen mucho y no te dejan superarte como persona... No sé hasta cuando pueda resistir más, pero si me voy, prometo dejarte con quiénes te aman demasiado... Te amo mi dulce príncipe>> —Diana suspira triste y le habla a Thomas— Cuídalo mucho, por favor —Se aparta un poco—
—Casi se acaba de dormir —Thomas arropa a Ray—
Diana aprovecha que está de espaldas y se va en silencio. Sin decirle nada a sus padres agarra la mochila que ya había dejado al lado de la puerta.
—Diana cariño, ¿vas a almorzar? —Pregunta su madre—
Ella no contesta y sale a la calle. Camina rápido para que no vean a donde va.
Cuando está apartada, camina más lento. Vuelve a recordar ese día de la visita de Ray. Va caminando por la misma ruta que ambos tomaron.
Se detiene en una calle al recordar que ahí fue cuando ella confesó estar enamorada y ambos se besaron por primera vez. Diana se queda recostada de una pared, mirando el suelo y viendo en su mente ese momento una y otra vez.
Luego sigue caminando y va hasta el supermercado del señor Goldberg. Allí entra para comprar algo de comer. Toma una fruta y hace fila. Mientras espera se queda mirando a una escoba que hay al lado de la puerta. Cuando llega su turno, él se sorprende al verla.
—¡Diana!... Me alegra verte
—Hola señor Goldberg —Ella deja unos centavos sobre el mostrador—
Él da la vuelta hasta ella y la abraza.
—¿Cómo has estado?
—Regular, aun tratando de superar lo que viví
—Te entiendo, mi esposa y yo estamos pasando por lo mismo... También nos tocó vivir ese infierno. Yo al menos pude escapar, pero mi esposa vivió más tiempo encerrada. Hasta que un día, en un viaje en tren, dos ángeles le salvaron la vida
—¿Qué hicieron?
—Él vagón donde ella estaba lo desacoplaron para que todos pudieran huir
Diana se sorprende.
—Nunca vio sus rostros, pero deduce que era un hombre y una mujer, ambos soldados de la Schutzstaffel
Ella no sale de su asombro, cuando en ese momento la escoba que había visto al lado de la puerta cae detrás de ella. Ambos se asustan.
—¿Ahora las escobas tienen vida propia? —Goldberg recoge la escoba y la pone donde estaba—
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Warrior Love
RomanceCuatro diarios y cinco historias que se unen durante la Segunda Guerra Mundial. Diana, una enfermera; Thomas y Raynald, dos pilotos estadounidenses; Christoph y Hans, dos Oficiales alemanes de la SS; viven experiencias que cambian sus vidas y la de...