Capítulo 20

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Diana entra a la habitación, ve a Thomas sentado en el borde de la cama.

—El doctor me dijo lo que me sucede —Se levanta y se gira frente a ella, comienza a hablar con la voz entrecortada— Diana, yo no quiero olvidarte. Ni olvidar a Ray —Llora— No quiero olvidar quien soy y todo lo bueno que he vivido... Tampoco quiero olvidar a mis amigos

Diana llora y ambos se abrazan.

—No quiero verte sufrir cuando ya no pueda reconocerte

—Cariño, yo estaré a tu lado hasta el último día de tu vida... Hice un pacto contigo aquel día que nos casamos, de estar en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte nos separe...

—Pero nosotros ya no...

—No importa... A pesar de las cosas que han sucedido entre nosotros, así lo cumpliré, como lo he estado haciendo todos estos años

Unos días después, Diana sale corriendo de la casa al escuchar a Thomas discutir fuertemente con alguien, a las afueras de la casa. Ve a su hijo Ray con él. Al ir por el balcón, Sarah la detiene.

—Quédate

Diana ve que ella carga a Gretchen en brazos y Raynald Joseph está mirando mal hacia las personas con quienes están hablando su padre y abuelo.

—¿Qué quieren?

—Lo mismo de siempre... Gattuso quiere usar la finca para sus negocios dudosos... Y por lo que he escuchado se quiso aprovechar de la enfermedad de Thomas, para poder manipularlo

—Que maldito desgraciado

Diana se mantiene en el balcón, trata de escuchar a Thomas. Lo ve hablando con un hombre mayor, mientras es acompañado de otros hombres y un chico adolescente.

—¡Lo vuelvo a repetir!... ¡Estaré mal de la cabeza, pero jamás permitiré que te quedes con mi finca!

—No pienso quedármela, solo quiero que nos ayudemos mutuamente... Lo tuyo es tuyo, y lo mío es mío

—¿Crees que no sé qué tienes una mafia?... ¡Jamás dejaría que usen los terrenos de mi familia para lavar su mugroso dinero!... Eres tan desgraciado, que incluso tuviste los cojones de ir al entierro de mi padre, a pedir lo mismo. Cuando se te ha dicho muchas veces que no nos interesa

—Solo fui a dar mi pésame

Thomas ríe con incredulidad. Luego mira al chico adolescente.

—Abre bien los ojos y no te dejes mal influenciar de tu padre... Ese estilo de vida no lleva a nada bueno

—Mi hijo Maurizio sabe lo que quiere... En este asunto no lo metas

—¿Para qué demonios traes a tu hijo menor de edad?... Ah, claro, para usarlo como escudo, porque eres un maldito cobarde que ni es capaz de venir solo

El hombre ríe.

Diana se queda mirando al chico y siente un escalofrío recorrer su cuerpo al percatarse que no los deja de mirar de manera extraña. Pone su mirada en sus nietos, y en la casa.

Thomas está enojado y comienza a gritar.

—¡Lárgate de mí propiedad!

Ray se interpone al ver que los hombres quieren golpear a Thomas, pero a la vez varios trabajadores salen enojados de la finca, cargando sus machetes, palas, picos, tijeras y hachas. El hombre hace señas a sus acompañantes para que se vayan, mientras son perseguidos por Thomas, Ray y los demás.

El chico se va a lo último, sin dejar de mirar mal hacia la casa. Raynald Joseph baja molesto.

—¡Joseph, ven! —Grita Sarah—

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