Prólogo

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—Debes demostrar excelencia, Stella. Las mujeres Greene siempre consiguen lo que quieren, a cualquier costo— regañaba la señora a una pequeña niña de diez años, que la observaba con desconcierto —Si tú quieres algo lo tomas, lo demás no importa.

—Pero mamá...— intentó replicar pero su madre la detuvo.

—Silencio, niña. Debes perseguir el éxito, con disciplina y sacrificios se obtiene lo que se quiere. Y tú hija mía, debes tener todo lo que deseas— la tomó de las mejillas —Se cruel, se despiadada, pero sobre todo jamás te dejes humillar por nadie. Recuerda que somos inmigrantes, cariño, pero eso no nos hace menos; debemos esforzarnos más que los nativos, debemos defendernos de ellos y claro, superarles en todo.

—Pero yo no quiero volver a la clase, mamá— se quejó la pequeña.

—Shh, ahora ve allí, demuestra que no te afectaron las burlas de esas niñas y sé la estrella de este show.

Stella suspiró y salió corriendo de vuelta a la clase de ballet. Odiaba estar allí, las niñas se burlaban de su aspecto diferente a pesar de que tenía más talento que ellas. No era tomada en serio y su mamá no hacía más que empeorar las cosas con sus discursos de obtener todo lo que quería.

¡Pero ella no quería ser bailarina! Quería ser rica, hermosa, coqueta y próspera. Y así burlarse de las niñas que la rechazaron.

***

La joven llegó de clases y lanzó el bolso con rabia en el suelo, llamando así la atención de su madre. Estaba furiosa, ella quería ser la organizadora del baile de fin de curso y ni siquiera la habían tomado en cuenta.

Había luchado mucho para convencer al comité, tenía las mejores ideas y aún así la descartaron.

—¿Stella?

—Cállate, mamá. Estoy muy furiosa. Hice hasta lo imposible para ganar el puesto de organizadora y de todas formas lo perdí.

Su madre se puso de pie y la alcanzó tomándola por los hombros. Ahí venía una nueva lección de lucha, de obtener lo que quería. ¡Pero ella no lo conseguía nunca! Le era muy difícil, siempre hacía lo correcto, se esforzaba. Lo que su madre recitaba no era efectivo.

—Dime algo, hija. ¿Hiciste todo lo necesario?— preguntó la mujer suavemente dejando a la chica confundida —¿Qué te he dicho?

—Que se hace hasta lo imposible para conseguir lo que quieres— murmuró de forma autómata, el mantra de su madre —Pero no funciona, madre.

—¿Intentaste jugar sucio, cariño?— interrogó dejándola perpleja. Su madre sonrió —Todo es válido cuando eres hermosa, encantadora y tienes esa preciosa cara angelical— le tocó la barbilla —Si con esfuerzo no lo obtienes, entonces con trampa lo sostienes. Recuerda siempre, cariño. Se hace hasta lo imposible para tener lo que quieres, incluso si lo que haces no es honesto.

Esas palabras se grabaron a fondo en la cabeza de Stella, desde ese momento pensar en lo que quería era su tarea diaria, conseguir todo lo que se proponía era su manía. Siempre quería ganar, quería estar sobre los demás, tener lo que ellos no.

Su mantra se volvió su religión. Ella siempre obtenía lo que quería. 

My Favorite Sin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora