Stella dejó su bolso sobre una de las tumbonas bajo la atenta y divertida mirada de su amiga. Se quitó el vestido revelando un diminuto y sobrio bikini negro. Rachel silbó admirando el cuerpo de la morena, ella tenía una anatomía exquisita, piernas tonificadas, abdomen marcado, pechos turgentes y piel sedosa. Pasaba horas en gimnasios y spas para poder mantenerse joven y etérea, cuidaba su alimentación y siempre procuraba mantenerse hidratada. Era un trabajo duro, costoso y casi a tiempo completo, pero valía completamente la pena.—Vuelvo un un minuto— ronroneó mirando en dirección a su objetivo, él aún no la había notado.
Aquel traje de baño se le adhería al cuerpo como una segunda piel y cuando salió del pequeño stand, llamó la atención de la gran población en la playa, pero a ella solo le importaba alguien en específico. Tiró de las ligas de las bragas hacia arriba, ajustando la marca V del vértice entre sus piernas.
Sacudió su cabello a medida que se acercaba al agua y entonces lo sintió, aquel cosquilleo inquietante, su piel se puso de gallina y miró solo un segundo para comprobar que lo había logrado, él ya la había notado entre todos y que sus ojos estaban ensimismados en ella sin importarle que su esposa estaba justo a su lado. Stella sonrió y se zambulló en las refrescantes aguas.
Estaba feliz de por un momento, volver a ser la Stella de antes, la que todos reprobaban por su comportamiento inusual, la que era deseada y aquella que muchos detestaban.
***
Reese quedó perplejo al verla. No podía apartar la mirada de ella aunque se gritaba a sí mismo que era inapropiado, que él estaba casado y no podía estar deseando a una mujer como le estaba pasando con ella.
Pero ahí estaba Stella, sin ningún esfuerzo alterando el interior de sus pantalones cómo hacía mucho tiempo que no sucedía. La conocía de apenas horas y ya la estaba deseando para su vergüenza, no era correcto.
Intentó apartar la mirada pero no pudo hacerlo hasta que ella se metió a la playa y aún así, daba miradas furtivas hacia el agua para contemplarla mojada. Sacudió la cabeza, no podía creer su nivel de irrespeto.
—Hermosa mujer— dijo Christin, su niñera, dejándolo perplejo.
—¿Qué? ¿Qué mujer?— balbuceó intentando disimular su ensimismamiento en Stella.
—A mí no me engaña, señor, y con todo respeto, no podía apartar la mirada de esa mujer, la devoraba con la mirada— agregó ella y Reese apretó los labios, odiaba ser descubierto y sermoneado.
—Eso es inapropiado, Christin, estaba usted imaginando cosas— gruñó con voz ronca y la mujer rio suavemente.
—Si es su esposa la que le preocupa, yo soy una tumba. No divulgaré sus aventuras, no es de mi incumbencia y no es mi trabajo, pero he visto con mis propios ojos como la mujer que amó y veneró por mucho tiempo lo rechaza cual basura, a usted e incluso a sus propios hijos— atajó la fémina dejándolo sorprendido, ella nunca había sido tan elocuente, tan inmiscuida —No apoyo la infidelidad, no me malinterprete, señor. Pero si usted se interesa en otra mujer, está en todo su derecho.
Christin se pone de pie dejándolo con un gusto amargo en la boca. Él jamás había mirado a otra mujer que no fuera su esposa desde que la conoció, nunca pensó en otra y juró que jamás lo haría, pero Stella tenía un aura oscura que lo envolvió en su encuentro en la mañana, ella lo había poseído, lo había embrujado.
Negó con la cabeza con una sonrisa divertida, burlándose de sus propios pensamientos. Miró a sus hijos jugar bajo la supervisión de su niñera, luego miró unos stand más allá y vio a Stella secarse el agua con una toalla, vio que era el centro de atención ante la población masculina y chasqueó la lengua.
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My Favorite Sin (+18)
Storie d'amorePecado es una palabra que puede interpretarse de muchas formas. Stella lo sabía y tampoco le importaba, ella no creía en tal cosa. No creía en un castigo divino o terrenal. Ella hacía lo que quería, como su madre le había enseñado. Amar no era un pe...