Capítulo 10

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Reese entró al restaurante ajustando las mangas de su camisa, junto a él caminaban Alice y las gemelas, los más pequeños se quedaron en la suite a cargo de Christine. Encontró rápidamente a su padre sentado en una mesa en el centro del lugar. Suspiró levemente antes de acercarse a él, no le hacía ilusión cenar con su padre, pero tenían que discutir los pormenores de la negociación.

—Reese— saludó Hugh.

—Estás solo— observó lo obvio. Su prometida no estaba por ningún lado.

—Resulta que mi novia no quiere otro indulto por parte de mis hijos.

—Comprensible— murmuró, se sentó mientras sus hijas saludaban a su abuelo, pensando en cómo sus hermanas lo hacían otra vez, hacer la vida imposible a una mujer cuando el verdadero culpable era su padre —Lo que me sorprende es que te atrevas a llamarla novia cuando hay otra mujer en un hospital con un paquete de tu cortesía.

—Ya basta, Reese.

—No. Tú ya basta— gruñó sembrando la tensión en la mesa —Creo que venir aquí fue una mala idea. No soporto ver el descaro en tu cara, Hugh.

—Estás aquí porque eres socio mayoritario de JetBertwell y esto te debe interesar. ¿Podrías dejar de lado nuestras diferencias? Piensa en tus hijas— miró a las niñas y le dio la razón a su padre. Se notaban incómodas, además las malas decisiones de su padre afectarían su capital, no podía permitirse eso.

—Bien.

Se hizo un silencio incómodo, todos pidieron la cena, las únicas que mantenían una conversación en la mesa eran Chelsey y Jessie y el sonido predominante era el tecleo de Alice en su móvil. Reese se había limitado a leer un portafolio que le fue entregado por Hugh mas no podía concentrarse. Tenía demasiadas cosas en su cabeza, la morena de la playa sobre todo.

—Tuve un niño— comentó Hugh, Reese levantó una ceja —Es el tercero, después de ti y...

—Ni siquiera lo menciones— espetó, anticipando la mención del nombre de su fallecido hermano —No deberías.

—Era mi hijo. ¿Crees que no me duele lo que sucedió?

—Todo lo que le ha sucedido a esta familia ha sido tu culpa, padre, no quieras disfrazar las cosas. Y no, no creo que te duela— zanjó con desprecio —Vas a destrozar a otra mujer con tus acciones.

—Amo a Ella.

—Tu forma de amar es muy extraña— lanzó la carpeta a la mesa —Tu propuesta es buena, tiene muchos márgenes de beneficios. Nos vemos mañana en la primera junta, yo me retiro— se puso de pie, pidiendo con un gesto a sus hijas que lo imitaran. Hugh se quedó mudo ante la actitud de su hijo, lo que no debería ser una sorpresa —Haz que envíen la cena de las niñas a nuestra suite. Vamos.

Salió de allí con las chicas siguiéndole. No odiaba a su padre, sino lo que hacía, le parecía bajo, funesto. Por su culpa las mujeres que él amó, sufrieron por años, su madre, luego su madrastra que fue una santa. Y la lista seguía creciendo.

***

Stella bebía una copa de vino en el balcón de su suite, la videoconferencia con la organizadora le había dejado un mal sabor de boca. Sus exigencias a última hora le estaba costando una fortuna a Hugh, pero se lo merecía, por arrastrarla a ese viaje inútil, lejos de su ciudad y de los preparativos de su boda.

—¿Por qué no fuiste a la cena?— comentó Rachel a su lado y ella se encogió de hombros.

—Solo quiero molestar a Hugh. Me lo debe. Habrá tiempo de conocer al resto de su familia después, al fin y al cabo seré su esposa— dijo con indiferencia antes de beber un sorbo del Cabernet.

My Favorite Sin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora