Capítulo 63

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Le preocupaba lo mucho que estaba tardando la policía en conseguir a Hugh. Creyó por un momento que sería más rápido y eficiente debido a la posición social que ocupaban ellos, pero para su vergüenza no era así. No estaban haciendo un buen trabajo, o Hugh era muy bueno escondiéndose, cosa que dudaba.

Otra mañana empezaba, esa en particular estaba mareada. Apenas podía estar de pie, cosa que tenía que cambiar inmediatamente pues había mucho qué hacer. Con la fiesta de Alice encima y la colección de otoño-invierno de la tienda, estaba saturada de trabajo y su embarazo no le estaba facilitando las cosas.

Escuchó la puerta del baño ser abierta y levantó la mirada, Reese se veía muy serio, más de lo normal. No entendía qué sucedía, hasta hacía poco estaba de muy buen humor así que frunció el ceño, en una pregunta silenciosa.

—Debo hablarte de algo —murmuró incómodo, cerrando la puerta detrás de sí.

Ella se tensó preocupada, ¿qué había sucedido? No habían pasado más de diez minutos, ¿por qué aquel cambio tan drástico de humor?

—¿Qué sucedió, Reese? —Fue directa, no quería que vacilara.

—Es sobre Hugh y algo que hice para alejarlo de nuestras vidas.

Sintió que la poca felicidad que habían construido, se alejaba. Siempre Hugh aparecería en sus vidas y jamás podrían disfrutarlas, porque ese era su castigo, así pagarían la infidelidad, su pecado. Y debían aceptarlo.

—¿Qué pasó? —susurró, dudosa de si quería escuchar lo que tenía por decir.

—Pagué a alguien para hacerlo desaparecer.

—¡Por Dios, Reese! —jadeó escandalizada. Ya eso era demasiado, si bien quería que los dejara en paz, no le deseaba la muerte.

—De esa forma no, no soy un asesino, Stella.

Se alivió por completo. No quería perderlo, no a él solo por culpa de quien era su marido. Lo amaba demasiado como para renunciar a él, Reese era todo lo bueno que podía merecer en el mundo, pero lo estaba empujando a hacer cosas que no eran correctas.

—¿Qué hiciste, cielo?

Se volvió hacia él y tocó su barbilla suavemente, una leve caricia que hizo al hombre suspirar. Siempre estaría para él, lo apoyaría incluso en las malas decisiones, pero antes que todo, debía contárselas. No podía dejarla en la ignorancia, le sorprendería lo buena que ella podía ser ideando planes.

—Lo encerré en un centro clandestino de estudios científicos.

Stella alzó las cejas, eso era... peculiar.

—¿Y qué pasó? —preguntó temiendo lo peor.

—La policía lo está buscando y ellos no quieren involucrarse con la burocracia.

—Bien. Eso es bueno. Entonces dejemos que la justicia haga su trabajo, no te ensucies las manos, no vale la pena. —Se arrimó a él, abrazándolo con fuerza.

—¿No estás enojada?

—¿Enojada porque trataste de defenderme? Jamás, pero no lo volverás a hacer —advirtió con voz y gesto severo. Hablaba en serio y quería ser escuchada.

Reese la tomó de las mejillas y la besó con fuerza. Sabía lo que él sentía, porque era justo lo que pasaba en su pecho también. Esa necesidad de tenerlo siempre, de hacer hasta lo imposible para no ser separados. Vaya que sí lo comprendía.

—Si te pierdo me muero y le juré a Hugh que si se metía con mi familia lo iba a lamentar —farfulló sobre sus labios, con una pasión apabullante.

My Favorite Sin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora