Atrás de esa mirada escarlata

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Han pasado ya seis meses desde que la leyenda de Izuku Midoriya murió a manos de su propia amada con el fin de exterminar la más poderosa amenaza que el humano jamás ha enfrentado. Durante estos meses, los villanos dejaron de moverse en grandes masas, además surgieron grandes grupos de héroes entrenados por, “Creati" quienes se dedicaron a detener, más no a matar villanos de poca peligrosidad.

Las cosas no terminaron ahí, los Nomus lentamente fueron exterminados por los grupos entrenados por la gran heroína, los titanes desaparecieron de la faz de la tierra, muchos villanos dejaron de atacar por el hecho de que ya no tenía sentido seguir atacando personas si el humano estaba ya casi en su extinción.

Una gran era de paz comenzó desde aquel entonces, muchas personas se movieron en pequeños grupos para comenzar sus nuevas vidas en la nueva realidad, aprendieron a ser autosuficientes con lo que la tierra les brindaba y héroes eran entrenados personalmente por Creati.
Lamentablemente no todo era paz y felicidad, muchas personas murieron durante la guerra de los diez años, personas que jamás van a volver, que simplemente abandonaron a las personas que amaban, pero que de todas formas serían recordados por quienes los conocieron.

También se levantaron estatuas en nombre de los últimos héroes que lucharon en contra de Shigaraki, además se escribieron los nombres de todas las personas que murieron en la catástrofe, o por lo menos las personas que pudieron ser recordadas. Pero lo más importante, era aquella estatua en lo alto de las montañas de Europa, una estatua hecha de piedra y piedras preciosas con la figura de Deku, el héroe que dio su vida para exterminar al gran villano, el héroe que comenzó su sufrimiento desde joven y que se mantuvo en pie por muchos años soportando cada golpe que la vida le daba.

En algún lugar del inmenso continente, una chica peliblanca se encontraba sentada debajo de un árbol observando el horizonte que colisionaba con las grandes llanuras que hacían más hermosa su vista, las aves cantaban en un feliz tono, algunos animales corrían en las praderas, y las personas podían ser vistas desde aquellas alturas como pequeñas hormigas.

La chica dio un gran suspiro y se acostó mirando al cielo. Las nubes se movían de una manera lenta en el inmenso cielo y las voces de los niños y adultos hablando entre ellos la hacía llenarse de calma y tranquilidad. Su paz interna se vio destruida al ver el rostro de una mujer rubia de ojos azules que se paró por un lado de ella y la miró hacia abajo.

Melissa: ¿Todo bien?

La albina sólo hizo un par de muecas en su rostro y no respondió nada, es más, cerró los ojos y respiró profundamente.

Eri: ¿Qué se supone que haremos ahora?

La rubia se sentó por un lado de ella y miró también el horizonte y lo que lo adornaba.

Melissa: ¿Quieres saber la verdad?

La joven asintió con la cabeza mientras arrancaba un poco de pasto del suelo.

Melissa: La verdad es que… no lo sé.

La peliblanca detuvo su accionar, miró a su tía y levantó una ceja en señal de no haber entendido.

Eri: ¿Qué quieres decir?

La rubia se rascó la nuca y miró por un costado tratando de formular una respuesta.

Melissa: Simplemente no lo sé, Shigaraki desapareció, además no sabemos nada de lo que sucedió con Yarima.

La albina cortó una manzana que colgaba de la rama del árbol, la limpió con su blusa y le dio una mordida.

Eri: Es extraño, parece como si de alguna manera la tierra se la haya comido, llevamos varios meses con este estilo de vida y no sabemos nada de ella, ¿Crees que haya muerto?

Melissa: No lo sé, pero sí que es extraño que ella no esté por ningún lado.

La mujer mayor buscó algo en una bolsa que llevaba con ella, al mismo tiempo, la chica seguía comiendo el fruto del árbol preguntándose sobre lo que la rubia estaba buscando. Tras algunos segundo de búsqueda, sacó un sobre blanco con algo escrito en la parte de atrás, esto ciertamente tenía muy ansiosa a la joven quien quería saber lo que había dentro.

Melissa: Ten, Kota escribió esto antes del enfrentamiento hace meses.

La mujer le dio la carta, cerró su bolsa y se alejó de la adolescente quien se quedó muda al escuchar de quien provenía la carta. Arrojó el fruto lejos de ella, le dio la vuelta a la hoja y observó los primeros detalles escritos en negro.

Para Eri Midoriya.

Un par de lágrimas amenazaron con brotar de sus ojos, pero fue fuerte y las contuvo tanto como pudo. Abrió con delicadeza el papel que la dividía de la letra de quien alguna vez amó. Sacó la hoja fuera de su paquete, la mantuvo en mano por algunos segundos, la desdobló y quedó asombrada por lo que había escrito en ella.

Hola, ¿Qué tal? Al parecer terminó la guerra, de verdad que fueron años muy difíciles.

Si esto llega a tus manos, quiere decir que morí, que la guerra terminó y que la señorita Melissa también sobrevivió.

Tal vez sea un mal momento para decirte esto, porque quizás ya te estabas recuperando de todo lo sucedido, pero esto lo escribí porque tenía la sensación de que moriría, y al parecer se cumplió.

A partir de ahora, quiero que seas libre, que te diviertas, que sonrías, que viajes a lugares increíbles y que disfrutes de la vida en esta nueva realidad, quiero que dejes atrás todo lo malo y te concentres en el presente y en tu futuro. Quizás ahora no sepas que hacer de tu vida, pero te aseguro que con el tiempo encontrarás un nuevo propósito para seguir.

Quiero que ayudes a las personas, que entrenes a las nuevas generaciones, que ames a quienes siguen contigo. Quiero que vivas, pero no lo hagas por mi, hazlo por ti.

FUEGO Y CREACIÓN ( Izuku × Momo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora